Los integrantes de La Oreja de Van Gogh buscan un nuevo futuro bajo el «síndrome de Olé-Ólé»
El abandono de Amaia Montero como cantante de La Oreja de Van Gogh es sin duda una de las noticias musicales del año en España y convierte en incierto el futuro de uno de los grupos más exitosos de los últimos tiempos, una situación que ya han vivido otras bandas a lo largo de la historia. Es la historia de una formación consagrada que se resiste a un final no programado a pesar de quedarse sin su cara visible. Los cuatro integrantes de La Oreja de Van Gogh se enfrentan a una difícil tesitura que deja en el público una sensación de «déjà vu», ante lo que bien podría llamarse el «síndrome Olé-Olé», por nombrar a una banda cuya trayectoria quedó marcada por la búsqueda continúa de una cantante. Los integrantes de la banda vasca anunciaron el pasado lunes la marcha de Amaia Montero, tras once años de carrera y seis millones de discos vendidos y con un álbum a punto de entrar en su fase de grabación. La falsa noticia de la llegada al grupo de la mexicana Paulina Rubio que extendieron las ondas radiofónicas hubiera convertido el destino de los donostiarras en uno de los más rocambolescos jamás recordados, similar a los rumores que en los últimos años situaban a George Michael o a Robbie Williams al frente de los legendarios Queen.