El Cabildo inicia la reposición de las gárgolas caídas el año pasado

El Cabildo inició ayer las obras de reposición de las dos gárgolas que se desprendieron en diciembre del año pasado. La instalación de una de ellas (un animal leonado próximo a la plaza de Regla) concluyó ayer mismo, mientras que se espera que la otra se coloque durante esta semana. Mario González aclara que el proceso no resulta sencillo puesto que, en ocasiones, hay que reponer la piedra en la que se clavará el remache que sostiene la escultura. Las copias se han realizado en la propia Catedral, empleando materiales livianos como resinas y fibra de vidrio. La primera de las gárgolas que se precipitó al vacío desde una altura de veinte metros tenía aspecto de león. Aunque quedó convertida en añicos, existe una gárgola prácticamente simétrica en la Capilla de Santiago; una pieza original que la empresa CPA -encargada de realizar las copias- ha colocado aquí recientemente. A partir de esta gárgola original se hizo un molde de silicona. La segunda de las gárgolas, contigua a la anterior y con forma de extraño pájaro -entre águila y cuervo-, se ha copiado de otra prácticamente simétrica que se halla situada en un contrafuerte. Reponer las 24 que faltan Por otro lado, el administrador de la Catedral destacó ayer que uno de los objetivos del Cabildo es poner en marcha un estudio que fructifique en la instalación de todas aquellas, 24 en total, cuya caída ha despojado al templo leonés de parte de sus «monstruos» guardianes. No obstante, Mario González, que explica que todas las fachadas de la Pulchra lucen desagües desnudos, precisa que aún no se ha presupuestado el alcance económico de esta iniciativa. No obstante, y ante las posibles voces de puristas que puedan surgir contra el proyecto, asegura que con las réplicas no se intenta engañar a nadie, sino de mejorar la calidad ornamental de la Catedral. «Documentaremos, como ha ocurrido en el caso de las dos gárgolas que ahora estamos reponiendo, todas las características de estos elementos pétreos», subraya. Además, muestra su convencimiento en el hecho de que esta solución resulta mucho mejor desde el punto de vista estético que mantener el cobre del canalón al aire. «Se trata además de un proceso totalmente reversible, que no supone en ningún caso perjuicio alguno para el templo», subraya. Y es que, mientras que las gárgolas originales, de 1,20 metros de longitud, superaban los cincuenta kilos, las copias pesan apenas 15 kilos, con lo que la estructura de la Catedral no correría peligro alguno. Asimismo, Mario González asegura que el coste económico no sería excesivamente elevado.