Diario de León

EL INVENTO DEL MALIGNO | Con detalle |

Gobierno «Aída» vuelve a beber

La recaída de la protagonista y la paternidad de «Luisma» marcan la quinta temporada de la serie de Telecinco

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JOSÉ JAVIER ESPARZA Mercedes Rodríguez - madrid
León

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Llevado por su intenso amor a la justicia y al bienestar del pueblo, el Ejecutivo resuelve jugarse el todo por el todo y desafiar a las omnipotentes cadenas de televisión. Valiente, ¿eh? Seguramente es un azar que la intrépida acción gubernamental tome por objeto un asunto de fuerte conmoción pública y no cualquiera de los centenares de quejas que los espectadores han venido presentando en estos años ante la comisión de seguimiento del Código de Autorregulación. También debe de ser azar, por supuesto, que esto ocurra cuando la precampaña electoral ya ha calentado motores. Habrá quien diga que nunca es tarde si la dicha es buena. Hay gente para todo, pero también los hay para quien ya es demasiado tarde; que se lo pregunten a Svetlana. No me meto en otras parcelas de la vida pública, que luego siempre hay alguien que se pica, pero, en lo que concierne a la televisión, este Gobierno es especialista en plantear a todo trapo ruidosas reformas que acto seguido se quedan en papel mojado. Lo único que permanece de todos esos zafarranchos es la foto; lo demás sigue igual, o incluso peor. Cuando se firmó el Código de Autorregulación, uno de los asuntos que pasaban a ser vigilados era precisamente el de los programas que ponían en escena conflictos afectivos y que, por su propia naturaleza, eran muy proclives a terminar a golpes e insultos. Los talk-show en general, y El diario de Patricia en particular, quedaban bajo el punto de mira. Tres años y pico después, ha pasado lo peor y, además, con El diario de Patricia por medio. ¿Por qué? Primero, porque las solemnes declaraciones públicas y los sentidos compromisos privados no eran más que retórica: ni el Gobierno estaba dispuesto a poner los medios para controlar nada, ni las cadenas tenían la menor intención de rectificar lo más mínimo. Además, porque el asunto estaba mal planteado: todos, Gobierno y cadenas, se llenan la boca con su decidido combate contra los malos tratos, pero, ¿cómo aplicar eso a un tipo de programas donde la gente no acude a pegarse, sino a decir que se ama, pase luego lo que pase? Aquí hay un problema de fondo que no concierne al plano de intenciones, que ya sabemos que son buenas, sino al plano de las realidades, que siguen siendo las que son. Ningún Gobierno conseguirá nunca que la gente deje de ventilar sus bajas pasiones en la tele o en su entorno. Lo que sí se puede conseguir es que la tele cierra la puerta a determinadas cosas. Pero para eso hace falta algo más que fotos oportunistas y retórica impostada. Aíd a desembarca a partir de este domingo en Telecinco enfrentándose a un nuevo reto. La cadena de Mediaset admite el «vertigo» que supondrá mantener los cinco millones de audiencia que alcanzó la producción de Globomedia en su cuarta temporada, pues los nuevos tiempos están marcados por la cada vez más creciente fragmentación de las audiencias. El nuevo tropiezo con el alcohol del personaje interpretado por Carmen Machi y la paternidad de su hermano, Luisma, al que da vida Paco León, marcan los nuevos episodios que se programarán después de Camera café . El día a día en el barrio de Esperanza Sur conquistó la atención mayoritaria de los espectadores en anterior entrega. Aída fue la serie más vista, la única que superó los cinco millones de espectadores, con una cuota de pantalla media del 27,9%. Mantuvo su liderazgo a lo largo de sus 16 emisiones sin dar tregua a la competencia. El panorama ha cambiado sustancialmente desde entonces. Los cinco millones son un listón difícil de alcanzar, aunque la quinta entrega de esta comedia de personas tiernos, extremados y perdedores, cuenta con una ventaja que no tiene la competencia: no compite con Escenas de matrimonio . Las matrimoniadas de José Luis Moreno, todo un hito de audiencias, se prolongan en el horario estelar cada vez por más tiempo. Mientras Telecinco estira el éxito, el resto de las cadenas se ven obligadas a emitir más tarde de los habitual sus principales apuestas de ficción. Así, empiezan la noche con largos resúmenes de los capítulos anteriores a fin de no chocar con la tira cómica de las confrontaciones entre parejas. Desaparecida , Gominolas o El internado practican esta fórmula habitualmente. Nuevo tropiezo La quinta temporada mezclará más el humor con el drama. La protagonista, que salió de 7 vidas , extinta comedia en la que tenía problemas con el alcohol, inició una nueva etapa con la comedia que lleva su nombre. Había hecho terapia y volverá a una asociación de alcohólicos para superar el problema. La recaída se produce ante un nuevo disgusto familiar. Su hijo Jonathan (David Castillo) abandonará el hogar para vivir bajo la custodia de su padre, que les ha ignorado durante años, por lo que Aída comienza a tener continuos episodios de embriaguez, que desembocarán en la pérdida de su puesto de trabajo. La protagonista intentará remontar el bache con una vuelta a las terapias de alcohólicos anónimos, donde coincidirá con un antiguo novio. Mientras, su hermano, Luisma, intentará madurar deprisa cuando la sobrina de Mauricio (Mariano Peña) le comunica que está embarazada. Macu, la sobrina, papel al que da vida Pepa Rus, es el único personaje nuevo que se incorpora a la trama. Ante la paternidad, el alocado hermano procurará volverse un hombre responsable y de provecho. Por su parte, Eugenia (Marisol Ayuso), la madre de los protagonistas, encontrará un nuevo oficio como pitonisa de una cadena local de televisión. Por lo demás, poco cambia en el paisaje del barrio. Mauricio continuará con su prolífica vida política; Lorena (Ana Polvorosa), la hija de Aída, se convertirá en una jefa algo mandona de su madre; y Chema (Pepe Viyuela) será el principal apoyo de su hijo Fidel (Eduardo Casanova), más confundido que nunca en plena adolescencia. Nacho García Velilla, el creador de 7 vidas , sigue al mando de esta comedia de personajes algo extremados que tratan de salir a flote. En esta nueva etapa, se acentúan los golpes de humor, pero también los momentos más dramáticos. Una circunstancia que agradece Carmen Machi ya que, según dice, combinar «la comedia pura con el drama es un regalo para un actor». no borrar

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