| Entrevista | Xoel López |
«No quiero ser músico de culto»
El artista coruñés firma hoy con Deluxe su tercera aparición en el Purple Weekend, tras su paso con The Covers y la Elephant Band. Presentará en el festival temas de «Fin de un viaje infinito»
Esa parka de la foto no es oportunista, sino una prenda añeja que se compró hace mucho en Londres, cuando coqueteó con la cultura mod. Xoel López (La Coruña, 1977), diga Deluxe, vuelve hoy al Purple Weekend convertido ya en referente imprescindible de la música actual de calidad y con personalidad propia. Es una estrella del pop a su manera. Conjugando los mass media y la escena independiente. Un trabajador incansable capaz de dirigir su carrera sin bandazos para ser él mismo y, dispuesto a retos, desde las temidas multinacionales. León ha sido territorio propicio para sus inventos, como testigo de las edades de Xoel. Primero pasó con The Covers, un grupo iniciático que sí jugaba a ser mod. Después, con la Elephant Band, un derroche de talentos coruñeses. Así hasta llegar a Deluxe, esa base personal de la que han despegado ya cuatro discos: los soberbios dos primeros, No that you had thought y If things were to go wrong, entre medias una rareza deliciosa llamada We create, we destroy, uno de transición: Los jóvenes mueren antes de tiempo y el definitivo Fin de un viaje infinito . En definitiva, canciones para dar y tomar, que se engradecen en directos como el de hoy, cuando Xoel López y los suyos, con ese impecable Juan de Dios, auténtico hombre orquesta, salten al ruedo del Purple para etiquetar y desetiquetar pop del bueno. Cuando suene Tendremos que esperar , el Purple vivirá cuatro minutos y dos segundos de los que curan las heridas. -Pregunta obligada: ¿Pero usted fue mod? -Sí, claro. Al principio. Más por gustos musicales como Small Faces, The Who¿ Fui un tiempo mod y, luego, no¿ -Con esa parka de la foto, y con la lluvia coruñesa, al menos ser mod tuvo su utilidad práctica¿ -Me la compré en Londres hace muchos años. Y, mira, ¡todavía me vale! -Al final, resulta que usted es uno de los imprescindibles del Purple. ¿También le queda a medida el festival? -He estado en el Purple hasta con Los Covers. Me hace ilusión repetir y encima con cosas nuevas. Y me interesa mucho la programación porque cuenta siempre con bandas interesantes. -Es más fácil pillarle en un escenario que en casa: México, el otro día en La Riviera, en Madrid, el martes en un acústico. ¿Cómo lleva tanto ajetreo? -Este será de los últimos conciertos. Luego descansaremos. Tocar en México fue una experiencia interesante. Demuestra que se puede llegar allí por otros caminos. Y lo de La Riviera fue cumplir un sueño. -¿Está muy interesado en llegar al gran público? -No quiero ser músico de culto. Siempre he querido que mis canciones lleguen a la gran mayoría. Quiero tener mi propia personalidad. Escuchar a Calamaro, por ejemplo, al que no conozco personalmente, me ha ayudado para entender esa idea y ampliar miras. -¿Definitivamente se aleja de la tendencia indie que venera la imperfección? -Sí, si eso supone cantar regular y tocar mal. Del amateurismo se ha hecho un estilo. Y creo que lo que hay que intentar es tocar y cantar bien. Tengo muchas influencias de una época, los 60, en la que se trataba de eso. Small Faces es uno de mis grupos favoritos. Imagínate si cantara como Steve Marriott¿ Al menos, lo voy a intentar. -Con «Fin de un viaje infinito» ha sentado una potente base creativa. ¿Cómo fue la experiencia ya con Virgin? -Llegaba con mucho trabajo hecho en dos años. Con las presiones de uno mismo para llegar a hacer buenas canciones. Y con respecto a la compañía, lo que percibo es libertad pura y que confían en mi. Ahora tengo más opciones para hacer otras cosas. -¿Qué recuerda de sus primeros años como músico? -Lo que más recuerdo es que me sentaba a estudiar y me quedaba mirando para la guitarra. Y, al final, en lugar de estudiar terminaba tocándola.