Diario de León

| Entrevista | Ricardo Puente |

«El topo de la Catedral sigue vivo y somos nosotros, los humanos»

Publica el libro «Vidrieras medievales. Catedral de León» y asegura que los ciudadanos «tendremos que acostumbrarnos a ver andamios en ella al menos para una década»

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E. Gancedo - león
León

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¿Qué es exactamente una vidriera y cuál es su historia? ¿Por qué se dice que la Catedral de León dispone de la colección de vidrieras más importante del mundo? ¿Cómo se hace -y se protege- un vitral medieval? A éstas y otras cuestiones responde el investigador Ricardo Puente en el libro Vidrieras medievales. Catedral de León (ed. Albanega), una obra de pequeño formato y muy divulgativa, pensada para ser comprendida por todos los públicos. -En febrero de este mismo año usted publicó un libro sobre el zodiaco de San Isidoro. ¿Cuál es el motivo de editar ahora esta obra sobre las vidrieras? -La idea es que, ahora mismo, la Catedral de León está en plena efervescencia por la gran cantidad de obras y reparaciones en piedra y vidrieras que se está produciendo. Es un tema candente, que interesa a muchas personas. -¿La bibliografía sobre el tema es extensa? -Sí, hay muchos libros que se centran en la Catedral, catálogos descriptivos sobre las vidrieras y el significado que tiene cada una, etc. -¿Qué aporta el suyo, entonces? -Que está hecho desde el punto de vista de cómo se hace una vidriera, explicando qué materiales y técnicas se empleaban; y poniendo como ejemplo más perfecto de todo ello la Catedral leonesa. -¿Es cierto que estamos ante la colección de vidrieras más importante de Europa? -Quizá haya otras, pero no están en sus lugares originales, en los espacios para los que fueron pensadas. Las de León no están en un museo, siguen estando en la Catedral. Además, tenemos de todas las épocas, desde el siglo XIII -las más antiguas y delicadas- hasta el siglo XX. -La intensa restauración que están sufriendo hoy las vidrieras, ¿se está haciendo correctamente? -Ese tema también está tratado en el libro, donde se habla de los métodos que se empleaban antes y de los que emplean ahora. Antes no se sabía muy bien cómo tratar el vidrio y hubo restauraciones que no resultaron demasiado correctas. Se intentó recocer el vidrio, emparedarlo, etc. -Incluso se pensó en llevar las vidrieras fuera de León para ser arregladas, ¿verdad? -Sí, pero al final, afortunadamente, prevaleció la idea de limpiarlas y recomponerlas en el mismo León, cerca de la Catedral. Quién sabe dónde estarían ahora de no haber sido así. Cuando el famoso asunto aquel del experto Paul Getty, que parecía la película Bienvenido Mr. Marshall , el resultado de su estudio sobre las vidrieras fue que «estaban muy mal». Vaya descubrimiento. Las vidrieras no tienen que irse fuera. Aquí tenemos profesionales preparados para encargarse de ellas. -¿Y qué opinión le merecen las soluciones actuales? -Además de la suciedad, la contaminación, etc., uno de los principales problemas que tienen las vidrieras es la diferencia de temperatura entre el interior y el exterior, el calor se condensa en ellas y eso las afecta mucho. Ellas impiden el paso del frío y del aire, son una barrera más, como la piedra. Ahora se está haciendo lo mejor que se puede hacer: instalar un doble cristal isotérmico. Ahora la barrera contra el exterior no es la vidriera sino este cristal, y la vidriera no va embutida en la piedra, sino «colgada», como un cuadro. Otra de las ventajas de este método es que si se encuentra alguna técnica nueva, la vidriera puede desmontarse fácilmente. -¿De qué otros problemas están aquejadas? -Como decía antes, la condensación, pero también la corrosión, un fenómeno muy lento que se produce por efecto de los microorganismos, la suciedad, el paso de los años... -¿Eran conscientes los constructores de la Catedral de que tendríamos todos estos problemas? -Por supuesto. Hay accesos a absolutamente todos los lugares de la Catedral, por inaccesibles que parezcan. Ahora hay focos para iluminar el templo en los pasillos del triforio y no se puede andar por ahí, pero siempre se pudo. Antes de que los instalasen yo estuve en ellos y saqué muchas de las imágenes del libro. -¿Cómo ve el futuro de la 'Pulchra'? -La asignación de presupuestos es siempre un problema político. La intensa restauración de la que está siendo objeto actualmente debería haberse hecho mucho antes. Más intensamente, y antes, y lo digo yo que hace ya veinte años luché por que se hiciera de esta manera. La verdad es que vamos a tener que acostumbrarnos a ver andamios en nuestra Catedral, por lo menos, para toda una década. Pero estamos en la dirección adecuada. -Teniendo en cuenta, además, la larga y compleja historia de restauraciones que ha sufrido... -Claro, es que pasa una cosa: la Catedral es como una persona mayor, tiene que estar en cuidado y vigilancia permanente. Si se deja una temporada, se cae. La principal amenaza que tiene es que nos olvidemos de ella. También podríamos decir que el famoso topo de la Catedral sigue vivo y que somos nosotros. -De todas las vidrieras que ha analizado, ¿cuál es la que más le sorprende? -Hay una muy hermosa, la de la cacería, de la que dicen que es anterior a la Catedral misma, aunque no está probado. También es espectacular una situada en un rosetón, en la que se ven peregrinos a Santiago con sus conchas... lo cierto es que los maestros vidrieros practicaban un arte insuperable.

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