Diario de León

| Análisis | La canción que venció al tiempo |

«My little pretty one»... la noche de «My Sharona»

La genial canción de The Knack se ha convertido en una de las creaciones que con más brillantez ha resistido el paso del tiempo, convirtiéndose en un clásico de la música de los años ochenta

León es, estos días, el punto de encuentro mod de Europa

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Pacho Rodríguez - león
León

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Especialistas y músicos narran cómo llegó a sus oídos My Sharona , tema mítico que encumbró a The Knack, banda estadounidense que hoy cierra el Purple Weekend Si alguien dice: The Knack, siempre habrá quien responda: Uuuhhh, My little pretty one, my pretty one¿ . Y con la boca hará el ritmo, unísono y entrecortado, de bajo, guitarra y batería de una canción que tiene la friolera de 28 años y que ha sobrevivido al tiempo y puesto de acuerdo a amantes del pop y el rock con una contundencia incontestable. Responsables: Doug Fieger y Berton Averre, estos dos en más medida ya que fueron los autores, y Prescott Niles y Bruce Gary, formación mítica e inicial de The Knack, que irrumpieron como un rayo en la escena musical con aquel Get The Knack (1979), que sí, contenía otras muy buenas canciones, si es que alguien no volvía la aguja del tocadiscos al inicio de aquel superéxito que fue (ahora sí, por favor, coree) My Sharona . Los tres primeros, hoy en el Purple Weekend, pondrán el broche de oro al festival. Un llena-pistas seguro My Sharona fue lo que se puede definir como un estrepitoso éxito. De esos que sepultan cualquier otra cosa que no sea repetir el tema que todos demandan. La canción de Fieger-Averre triunfó primero en EE.UU. Sí, eran estadounidenses los que se decía que iban a ser los sustitutos de Los Beatles, algo que ellos nunca suscribieron. E Inglaterra también se rindió ante la evidencia de un disco que era una explosión total, tal vez una de las mejores ejecuciones del power-pop que por aquellos primeros 80 tanto se reivindicaba. Y el fenómeno My Sharona llegó a España. Y cómo no, arrasó. Y uno de los benditos culpables tuvo que ser Julio Ruiz, mítico periodista de Radio 3 , con décadas a la espalda de su imprescindible Disco Grande . El temazo le pilló en Inglaterra o con un viaje a Londres y por aquella época en la BBC no cesaba de sonar ese estribillo que por supuesto me lo traje en disco single de vinilo para hacerlo sonar en Disco Grande ; incluso una copia de más también viajó a Madrid para que sonara en la cabina del Rock-Ola. «Era un llena-pistas seguro», relata Ruiz, uno de los grandes dinamizadores de la música moderna en España. Si, como dice Julio Ruiz, el Madrid de los años de Rock-Ola sucumbió al ritmo trepidante de The Knack, León no se quedó a la zaga y en los incipientes bares de rock'n roll también se convirtió en himno cotidiano obligatorio. En la calle Santisteban y Osorio queda patente la longevidad de una canción que hoy revivirá para muchos. Por esa calle leonesa pasó la historia del pop y el rock leonés en un bar que cambiaba de nombre, de dueños, pero no de esencia. Se llamó Beethoven, Century y Layla, pero aquel single, que hablaba de una amiga de la banda, permaneció. José Luis Pajares, uno de los últimos dueños del local, componente de Los Deicidas y que el próximo 21 en Studio 54 resucitará por un día su mítico grupo, tuvo el disco muchas veces en sus manos: «Era curioso, porque la gente estaba hablando, fumando o tomando algo y en cuanto comenzaba a sonar, con ese comienzo tan potente, comenzaban a moverse al ritmo, al instante», recuerda Pajares. Y como es músico no duda en añadir que para los guitarristas tiene uno de esos solos que te dejan parado. «Todo el disco es muy bueno. Es un equilibrio perfecto entre pop y rock», asegura. Tal vez, el éxito de The Knack se sustentaba en ese planteamiento que jugaba al pop y a la solidez de una base más rock. César Luquero, periodista musical, director del programa La Isla de Encanta , en Radio Círculo, también apuesta por esa combinación que en manos del grupo sorprendió a propios y extraños. «Yo conocí la canción viendo Reality Bites . Me dije: ¡Pero qué pedazo de canción! Cuando me dejaron el disco vi que tenían muy buenas canciones. A cualquiera que le guste el pop y el rock, le tiene que gustar The Knack», cuenta Luquero. De vuelta a lo local, Mario Álvarez, líder de Radiocrash, a punto de finalizar las mezclas de su primer larga duración, y también guitarrista de Cooper, mantiene con My Sharona una relación casi didáctica. «Aprendí a tocar el punteo y, aunque exagere, puedo decir que de ahí puede salir todo lo que toco cuando hago un solo». De esta forma, Álvarez destaca otra de las virtudes que han hecho histórico el tema: el punteo de Berton Averre. El músico leonés también se detiene en destacar que detrás del My Sharona había un excelente elepé. Fin de fiesta La cuestión fue que de tanto sonar, la canción eclipsó al grupo. Efecto contraproducente que resalta David Saavedra, cronista y crítico de publicaciones del prestigio de Rock de Luxe . «Es uno de esos temas a los que, de tanto oír, les pillo manía. Lo escuchaba en un bar de La Coruña día sí y día también. Cuando a un tema lo machacan mucho o lo amas o lo odias. Yo lo sigo odiando». Pero este muestreo a pie de Purple Weekend, a escasas horas de que The Knack salgan a escena, es abrumador. El tema ha soportado los años y llega a esta decimonovena edición del Purple fresca como una de las grandes del pop-rock. Hoy en la capital leonesa sonará aquella canción que venció al tiempo.

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