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Marcelino Fernández: «Creamos la asociación en 1992, y Viñayo, aunque recién operado, estuvo»

«No había carreteras en León cuando empecé a visitar sus monumentos»

Promonumenta nombra a Antonio Viñayo socio de honor por su «apoyo incondicional»

León

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Cuando Antonio Viñayo empezó a recorrer los monumentos de la provincia no había carreteras. Aún recuerda con temor el viaje que hizo hasta el monasterio de San Pedro de Montes por una vieja calzada romana en un destartalado vehículo de las Guardia Civil. No había otra forma de llegar. El abad emérito de la Colegiata de San Isidoro fue nombrado ayer socio de honor de Promonumenta por su infatigable defensa del patrimonio de León. Los sabios no se retiran. Por eso, Viñayo sigue estudiando. Anoche reconoció que el homenaje de Promonumenta se lo tomaba como una muestra de cariño, «de ese cariño que tanta falta nos hace a los viejos». Marcelino Fernández, presidentre de Promonumenta, recordó que en el acto de constitución de esta asociación -en 1992-, Viñayo estuvo presente a pesar de que acababa de ser operado. «Eso no lo hemos olvidado». Tampoco, su respaldo en las iniciativas que la asociación ha llevado a cabo en sus 15 años de historia, encaminadas a rescatar del olvido y de la maleza decenas de monumentos leoneses. La sala donde se celebró el breve homenaje a Viñayo, en la Casa de Reposo de San Isidoro, estaba abarrotada; la mayoría amigos y personas que reconocen el papel que Viñayo ha desempeñado en el último medio siglo en defensa de la cultura de León. Viñayo se resta méritos, pese a que ha sido una de las pocas voces que ha pedido reiteradamente el regreso de los tesoros expoliados a León y a otros monumentos. Este acto supone, paralelamente, la entrada en escena de una asociación que, tras una «batalla interna» permanecía callada desde hacía meses. El nombre de Viñayo se une al de Margarita Torres, cronista oficial de León, el del ex presidente de la Diputación Javier García-Prieto o el del padre Sahelices, entre otros, que en su momento también fueron dsitinguidos como socios de honor de Promonumenta. En declaraciones a este periódico, Viñayo ratificó que los cinco grandes monumentos de la capital leonesa merecen ser declarados patrimonio de la Humanidad, porque son «cabezas de serie en sus respectivos estilos; la Catedral, San Isidoro, San Marcos, la muralla -«que son dos, es como si la muralla tuviera forro», dijo- y Botines. Promonumenta expresó su deseo de seguir contando en el futuro con el asesoramiento y los conocimientos de este callado historiador que tras un austero despacho situado sobre el Museo de San Isidoro, ha iluminado algunas de las mejores páginas de la historia leonesa. Sin su prodigiosa interpretación de los episodios históricos, muchas leyendas habrían desaparecido. Y así, antes de que los laboratorios probaran la antigüedad del gallo de la torre, él ya sabía que era una pieza excepcional, siempre sostuvo que era el «vigía» de León...