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Publicado por
JOSÉ JAVIER ESPARZA
León

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LA NOTICIA bruta del jueves noche fue la final de Gran hermano , el reality-show de Telecinco, pero la noticia neta fue la multiplicación de la audiencia de No disparen al pianista , ese minoritario programa musical de La 2. Lo de Gran hermano se sustancia en un solo dato: esta final fue más vista que la de la temporada pasada. Teniendo en cuenta los muchos años que el reality lleva en antena, la cosa es digna de mención (otro asunto es el juicio sobre el público español que uno pueda deducir de aquí). Pero a mí lo que me ha llamado la atención es lo de No disparen al pianista , porque era mucho más inesperado: este programa empezó con mal pie y siguió con expectativas aún peores, de manera que lo menos previsible era que de repente multiplicara por dos su cuota de pantalla. Cierto que seguimos moviéndonos en cifras muy bajas: de un 2% pasamos a un 4%. Pero la pregunta es: ¿por qué? ¿Acaso el potencial público de este programa sólo ve La 2 en vacaciones? ¿Y con la final de Gran hermano y un episodio de Cuéntame en la acera de enfrente? Debo decir que hoy iba a escribir sobre No disparen... en cualquier caso: el programa de esta semana fue tan bueno que merecía comentario al margen de su share. ¿ Quién había aparecido esta semana? Nada menos que Ara Malikian, un violinista libanés de origen armenio que es, sin duda, uno de los grandes talentos de la música actual, y no precisamente en el registro pop, sino en el repertorio clásico, y que ahora es concertino de la Sinfónica de Madrid. ¿Y qué hacía un virtuoso como él en un programa como este? Resulta que Malikian, muy inquieto, no sólo le da a lo clásico, sino también al tango, al flamenco y al jazz, y con el guitarrista José Luis Montón ha grabado un disco, De la felicidad, que ha sido considerado como el mejor del año en materia de renovación musical. En No disparen al pianista pudimos ver y escuchar a Malikian y su grupo; realmente es impresionante tanto por el virtuosismo de los intérpretes -con el violinista a la cabeza- como por la belleza de la música que hacen. Las parrillas de la tele están tan llenas de memeces a todas horas que cuando ocurre algo así, un momento de hermosura incomparable, a uno se le abre el alma. Después, el programa de La 2 sometió a Malikian a la ya tópica prueba de salir a la calle a tocar, en plan músico indigente, para ver la reacción de los transeúntes. Tomemos la gracieta a beneficio de inventario y quedémonos con el privilegio de haber escuchado la música de este hombre. Y ahora, la pregunta: ¿La audiencia de No disparen al pianista se ha duplicado por la aparición de este portento, o eso ha sido casualidad? En todo caso, sería bueno que propiciarán más este tipo de casualidades.