«La erosión no posee compases tan finos», dice Ernesto Parra

«Los osos de piedra -informa el naturalista Hernán Osorio- de esta especie de panteón lítico o paleolítico de Omaña, de serlo realmente, pudieron haber sido realizados por seres humanos igualmente subcantábricos y depositarios de una cultura muy antigua». Y es que, como asegura en otra parte de su artículo, «no debe considerarse algo demasiado extraño que aparezca este más que posible panteón de dioses-oso en las riberas del río Omaña; porque no sólo hasta épocas recientes se ha conservado, en distintos lugares del mundo -en especial los Ainu japoneses y los indios americanos-, el culto al oso (plantígrado, además, presente actualmente en las zonas altas de la comarca), sino que también en Europa existió en su momento una más que probable divinización del oso». En cuanto a las figuras antropomórficas, el escritor y periodista Ernesto Parra reflexiona en su artículo ¿Moais en Omaña? que la erosión «no posee compases tan finos como para fabricar tal litolencería de mentones, narices y peinados en un mismo bloque de piedra». Y, por su parte, María Luz Melcón informa de utensilios de piedra hallados en las cercanías de los moais , de ídolos como el de Rodicol y de menhires como el de Carrizal... así pues, el debate está servido.