OPINIÓN
El momento de los historiadores
HAY que felicitarse de que en ocasiones los políticos dejen la historia a los historiadores y eviten recrearla o representarla con intereses tan groseros que resultan difíciles de tragar. No hay más que recordar la majadería que Abel Pardo y algunos miembros de Comunidad Leonesa defendían este verano acerca de que León se alzó contra las huestes napoleónicas el 24 de abril. ¡Vamos! que Daoiz y Velarde siguieron instrucciones de Luis de Sosa. Sólo les falta asegurar que el aliento de la Constitución de Cádiz partió de aquí. A eso hay que unir además otro desatino aún mayor. Espero que finalmente no se haga, pero defender la construcción de un monolito en recuerdo de Fernando VII, alias Tigrakán, alias el rey Felón, que vendió a su pueblo y segó la incipiente Ilustración que comenzaba a desarrollarse en España, condenándola a dos siglos de atraso, es para morirse. Y todo eso con un propósito tan bastardo como cretino, que define al que lo defiende. Es por lo tanto esperanzador que la concejalía de Cultura haya decidido poner un asunto tan complicado como éste en manos de expertos, obviando desatinos tipo «queremos celebrar que los leoneses somos independientes, que no queríamos ni ser franceses, ni integrarnos con Castilla». En fin, demasiadas licenciaturas para tanta simpleza.