| Entrevista | El Gran Wyoming |
«En la tele, el que es imbécil lo es con audiencia o sin ella»
«El español de por sí tiene miedo a la descalificación social», asegura el popular presentador de «El Intermedio», en La Sexta
En septiembre sobrepasó el medio millón de espectadores y la pasada semana dobló esta cifra. En tan sólo un año, El Intermedio del Gran Wyoming se ha aupado como el espacio más seguido de La Sexta. -¡Menuda 'rentrée' de año, ya supera el millón de espectadores! -Parece que nos ha sentado bien el nuevo curso mediático. Estamos muy contentos. -¿Contaba con hacerse un hueco en 'prime time' en un horario abonado a los telediarios? -Sí, sí, y a veces también está el fútbol de por medio. Pero bueno, la competencia forma parte del negocio. -Con el poco tiempo que La Sexta dedica a la actualidad su resultado parece un milagro. -Algo de coña sí que hay. El reto es mantener un ritmo de audiencia creciente sin tener que renunciar a nuestros contenidos. De alguna manera conocemos qué nos daría más puntos de 'share', pero ésta no es nuestra meta. -O sea, que se mantienen fieles a su filosofía. -La cadena ha apostado por el programa y nunca ha pedido modificar el guión. Algo que, desde mi punto de vista, hubiera sido denigrante. -¿Por qué? -Quiero decir que si yo dejo de lado la ironía y le doy categoría de noticia a un suceso irrelevante me estaría engañando a mí mismo. Hay mucha competencia que no le importa caer en la banalidad. -Creo que sus colegas Patricia Conde y Ángel Martín sienten envidia sana de usted. -La audiencia es como el fútbol: todos entienden de qué va el juego pero luego está la suerte. No he conocido a nadie a quien se valore por la audiencia. El que es imbécil lo es con audiencia o sin ella. -Seleccionar lo mejor del día en los medios es una labor ardua, ¿cómo lo hacen? -Es una cuestión de la redacción. Se han acostumbrado a escribir como habla el presentador, que ya es difícil. El fin último es que yo no estropee los chistes. -Ya, pero seguro que a algún redactor le fustiga. -La redacción ya llega con el trabajo medio hecho. Mi función es catalizar el contenido. Soy como Ben Hur: saco la fusta y les digo: «venga chicos, ¡remen!».