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Publicado por
JOSÉ JAVIER ESPARZA
León

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LA NOTICIA del día es que Telecinco retira de la parrilla Aquí hay tomate , esa revista de cotilleo desaforado que ha venido llenando desde 2003 la sobremesa de la cadena. El viernes veremos el último programa. En realidad, el valor noticioso del suceso es limitado, porque todos los días aparecen y desparecen programas, pero los responsables del Tomate lo han presentado como si fuera el acontecimiento del año. Telecinco no ha dado razón de esta retirada. En el mundillo de la tele se apunta a los bajos índices de audiencia cosechados en los últimos meses. ¿Tan bajos eran? Objetivamente no, pero comparativamente sí, porque han sido bastante inferiores a sus marcas habituales. Todo es cuestión de perspectiva: un programa como éste, tan polémico, tan discutible, deliberadamente salvaje, solo tiene sentido (en esa lógica perversa del 'share' que domina las cabezas de los programadores) si triunfa todos los días y un índice de audiencia glorioso permite justificar hasta lo injustificable; pero si el índice mengua, entonces también lo hace la justificación. El caso es que Jorge Javier Vázquez y Carmen Alcayde comparecieron cogiditos de la mano para anunciarnos que iban a dar la noticia más importante jamás contada por el Tomate . Lo disfrazaron de un hito en la vida de Isabel Pantoja, pero la noticia en cuestión no era sino el propio cierre. Este ombliguismo desmedido es un rasgo característico del absurdo dominante de nuestra pantalla, donde la gente de la tele se considera protagonista de la propia tele, dejando la realidad exterior en un discreto segundo plano, como un mero pretexto para realzar el brillo del augusto comunicador. Seguramente es verdad que Isabel Pantoja considera una buena noticia la desaparición de Aquí hay tomate . En eso, la tonadillera coincidirá con una anchísima porción de la opinión pública española y, especialmente, de la profesión periodística, que estaba (estábamos) hasta el gorro de la corrupción que este tipo de programas ha provocado en el oficio. Lo que hace el Tomate (y otros muchos como él) no es periodismo, sino su degradación. Por eso es una buena noticia que Telecinco cierre esa tienda. La cadena ha dicho que «se propone cruzar nuevas fronteras en el lenguaje televisivo con un nuevo proyecto que sea capaz de acercar a los espectadores la información de sociedad» con una fórmula innovadora. Me tiemblan las canillas de pensar en esas «nuevas fronteras» que Telecinco se propone atravesar de manera tan animosa. La tele es como es y, seguramente, no puede ser de otro modo, pero a Telecinco, como a las demás cadenas, hay que recordarles que determinadas fronteras están ahí precisamente para no ser cruzadas.