«...Todos podridos e rotos»
La colección de pintura fue un regalo del Gran Ducado de Toscana a la Corte de España. Las obras fueron encargadas por Cristina de Lorena. Su hijo, Cosme II de Médici estaba prometido con Magdalena de Austria, hermana de la reina Margarita. Éste fue el motivo por el que la gran duquesa Cristina de Lorena quisiera agasajar a la reina Margarita de España y lo hizo con el encargo de 30 cuadros a 20 pintores diferentes y de la escuela toscana. El envío de las telas llegó desde Florencia en tres cajas donde permanecieron tres años hasta 1615, año en que el pintor de la Corte Santiago Morán recibió la orden de colocarlas en su sitio de destino y con marco apropiado, en el convento de las Descalzas Reales de Valladolid. El informe del pintor fue desolador pues entre otros comentarios decía: «¿todos podridos e rotos¿» De este modo fueron ocupando su lugar y así permanecieron durante más de tres siglos, aumentando en muchas de las obras el deterioro natural del paso del tiempo. En algunos casos las monjas hicieron un esfuerzo por restaurar y arreglar algunas pinturas, bien repintando, bien parcheando los reversos con trozos de sus propios hábitos. Han salido a la luz las firmas de los autores; unas no se veían a causa de la suciedad y otras habían sido estampadas en el armazón o en el reverso de las telas.