«Los andaluces descienden de gallegos o leoneses, no de árabes», dice
«En la Edad Media, las religiones no convivieron, coexistieron»
Juan Eslava Galán analiza en un libro la vida durante la invasión musulmana de la Península
«Hay un error de base a la hora de entender la religión islámica», afirma Juan Eslava Galán, autor de Califas, guerreros, esclavas y eunucos (Espasa), un ensayo que analiza la coexistencia -«nunca hubo convivencia»- entre musulmanes y cristianos durante los siete siglos en que aquéllos ocuparon la península. «La imagen que se tiene en Occidente del islamismo es la de unos señores que realizan atroces atentados y que quieren acabar con las civilizaciones que no son afines», explica este escritor, quien ha publicado numerosos trabajos sobre la historia de España. «El Islam no es una religión unificada; hay numerosas poblaciones que interpretan el Corán de distinta manera y gran parte de ellas son pacíficas». Esta visión conciliadora no le impide, sin embargo, ser realista. «Hoy por hoy la llamada alianza de civilizaciones es una bella aspiración sin contenido. No tiene fundamento porque es como intentar mezclar el agua con el aceite», argumenta. «El cristianismo ha evolucionado a partir del siglo XVIII. Hubo una Ilustración que deslindó la religión del derecho civil. En el Islam ha habido conatos, pero no está clara esa diferencia. Hay sociedades que siguen al pie de la letra el Corán o los preceptos de la charia y otras menos. Por eso no se puede pensar en una religión unificada. Hay muchísima sectas y muchas maneras de entender esa religión». Eslava Galán (Arjona, Jaén, 1948) insiste en que no hubo convivencia sino coexistencia durante la reconquista. «Había tres comunidades: la musulmana, la judía y la cristiana. La judía era una minoría que siempre estuvo aplastada por las otras dos. Después, en el momento en que se impusieron los musulmanes, los cristianos tuvieron que pagarles tributo. En el momento en que la balanza se alteró, fueron los musulmanes los que pagaron tributo a los cristianos. ¿Convivencia? Salvo en los casos extremos de amoríos idealizados en novelas y cuentos, no la hubo nunca». Este desencuentro de siglos no debería, a juicio del historiador, enquistarse de forma crónica. «La madurez histórica nos debería hacer comprender, a unos y a otros, que cualquier diferencia se puede solucionar por la vía de la discusión, nunca por la de la confrontación». En su opinión, la actitud del Islam hacia las mujeres es una de las causas que explican el subdesarrollo de estos países. «Al dejar al 50% de la población sin acceso al trabajo, al considera a la mujer como un ser de segunda categoría, el desarrollo social y económico queda profundamente afectado». Dice que esa idea tan extendida de que la gente del sur desciende de los moros es absurda. «¿Los ojos morunos de las andaluzas? Eso son pamemas. La gran mayoría de los andaluces descienden de gentes venidas de Galicia, León, Cantabria, el País Vasco y de otros puntos de la península».