El Auditorio acoge hoy un espectáculo ambientado en la Nueva Orleáns de los años sesenta
Blanca Marsillach representa en León al mejor Tennessee Williams
La soledad y la avaricia son los temas centrales de la sobrecogedora «El reino de la tierra»
Era la única producción de Tennessee Williams -brillante dramaturgo y excelente diagnosticador de las pasiones y bajezas humanas- que aún no se había estrenado en España: la gira que la compañía de Blanca Marsillach está llevando a cabo por todo el país, y que hoy recala en el Auditorio Ciudad de León, hace posible que la portentosa El reino de la tierra sea también conocida y disfrutada por el público español. La hija de Adolfo Marsillach, en compañía de Carlos Martínez-Merón y de Xabier Olza, y dirigidos todos ellos por Francisco Vidal, ha cosechado críticas muy positivas con la versión de un texto del que el New York Daily News había dicho en su día que era «uno de los mejores trabajos de Tennessee Williams, lo que significa el mejor elogio para cualquier obra. Tiene todo lo que se puede esperar de él: una belleza en decadencia (en este caso se trata de un hombre), un tipo rudo pero irresistible para las mujeres, una magnífica heroína en un turbio espacio y una mecedora a la luz de la luna. Y todo esto nos llega acompañado de un asombroso humor y de un lenguaje sorprendente». El argumento Cercanías de Nueva Orleáns, 1960. Un trío de inadaptados está atrapado en una granja en ruinas y en peligro de inundación. El frágil y afeminado Lot, en la última etapa de su tuberculosis, ha vuelto a la granja con su mujer de hace veinticuatro horas, Myrtle, a quien se le ha pasado el arroz como actriz y la suerte nunca le acompañó. El regreso de Lot sirve de carburante a la enemistad de años con su medio hermano, Gallina, por la posesión del patrimonio familiar. Mientras una creciente inundación amenaza el nuevo hogar de Myrtle, ella, que está aterrorizada pero siente una fascinación irresistible por la masculinidad de Gallina, hace varios viajes a la cocina desde su dormitorio en la segunda planta, donde su marido, Lot, lucha por respirar y mantener su débil sentido de la realidad. «Las transformaciones y negociaciones que ocurren en estos inocentes encuentros son bellos y cómicos ejemplos de lo que nosotros como humanos hacemos para sobrevivir, y cómo a menudo creemos más en nuestros miedos que en nuestras esperanzas», aseguran desde la productora. También señalan que la obra aborda el tema central en la creación del autor estadounidense: «La lucha entre el mundo primitivo y el mundo elevado; entre el afán de sobrevivir y la poesía; entre la revolución con su brutalidad y la decadencia; entre lo fuerte y lo delicado». «Parece acertado decir que, aunque sus simpatías están por lo seguro, hay una enorme atracción hacia ese mundo hostil, peligroso y por supuesto lleno de sexo que al final acabará destruyéndolo». En esta obra, esos dos polos están representados por Gallina y su hermano Lot; teniendo como mensajero entre uno y otro a la encantadora y vivaz Myrtle, que se alimenta de los dos y se transforma en la verdadera protagonista. En cuanto a los personajes, Blanca Marsillach da vida a Myrtle, una mujer que no ha tenido suerte en la vida. Se ha dedicado al show business sin éxito, pero tiene un corazón de oro y unas ganas de seguir adelante a prueba de bombas. Se sentirá atraída por los dos lados del mundo, representados en los hermanos, hasta ser absorbida por uno de ellos, al que logra descubrir y cambiar ligeramente. Gallina (Xabier Olza) es un hombre que, tras una coraza agresiva, sarcástica y llena de fuerza, esconde una sensibilidad qué interpreta como un peligro para sí mismo. Más que algo claro, es algo informe pero lleno de posibilidades. De ahí sus recuerdos de la infancia. Y su sufrimiento por verse rechazado. Por último, Lot es Carlos Martínez-Merón, un ser enigmático, complejo, en lucha permanente con su hermano por la finca (otro tema recurrente en Williams: la avaricia), y en el amor por su madre, casi hasta llegar a convertirse en una prolongación de ella. La soledad y las relaciones «Todo ello envolviendo el verdadero tema de la obra: la soledad del ser humano y las relaciones que se establecen para huir de ella. No es frecuente encontrarse con una obra que es al mismo tiempo fiel a su autor y proyectar, sin embargo un enorme e inédito sentido del humor», escribe el propio director de la obra, Francisco Vidal. Thomas Lanier Williams nació el 26 de marzo de 1911 en Columbus, estado de Mississippi; segundo de tres hermanos, creció en una familia llena de tensiones. Además de 25 extensas obras teatrales, Williams produjo docenas de cortos y obras de un sólo acto, escribió dos novelas, sesenta relatos y más de un centenar de poemas. Entre sus muchos galardones, destacan los dos Pulitzer y los cuatro premios otorgados por el Círculo de Crítica Dramática de Nueva York. Hora: 21.00. Lugar: Auditorio Ciudad de León. Entradas: 18 euros.