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Al frente de la Sinfónica de León estará el director Amayak Dourgarian

La Odón Alonso y el chelo Aldo Mata actúan hoy en el Auditorio El Ayuntamiento adeuda ya a la orquesta cuatro conciertos

Detalle de la sección de cuerda de la Sinfónica de León

Publicado por
Miguel Ángel Nepomuceno - león
León

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De nuevo la Orquesta Odón Alonso vuelve a tener dificultades para cobrar sus conciertos y son ya cuatro los que les adeuda hasta el momento el Ayuntamiento. Pero esto no sería lo alarmante, ya que más pronto o más tarde cobran, lo verdaderamente preocupante es que gran parte de la plantilla son músicos pertenecientes a otras comunidades y tienen que desplazarse hasta León para ensayar y tocar cada semana en la orquesta, con los consiguientes gastos, que hacen insostenible su situación. Somos conscientes de la crisis económica del Consistorio pero la orquesta tiene un convenio aprobado por el Ayuntamiento para que «su orquesta» ofrezca cada domingo de fin de mes un concierto en el Auditorio, además de otras obligaciones y actividades concernientes a ambos. El incumplimiento reiterado de este compromiso desembocará, como es lógico en la inactividad de la ofrmación, algo que, ya lo hemos dicho numerosas veces desde estas páginas, sería no sólo lamentable sino un craso error por parte de quienes nos gobiernan, ya que la orquesta no sólo es necesaria, sino que cumple un fin social, cultural y docente del que todos nos deberíamos sentir orgullosos y en el caso del Consistorio aún más porque es obra suya y quien mejor les representa dentro y fuera de su entorno político. Tanto su director titular, Dorel Murgu, como los profesores de la orquesta han manifestado a este periódico, que esperan y confían que la situación se resuelva lo antes posible para evitar volver a momentos no demasiado lejanos en los que la formación estuvo a punto de desaparecer. En aquellos momentos el PSOE convocó ruedas de prensa y lanzó escritos defendiendo una situación que ellos no controlaban, pero ahora que es su responsabilidad deben mover las piezas con precisión y no esperar a que les «caiga la bandera», como decimos en argot ajedrecístico.