Poeta
«El lenguaje poético llega cuando fallan todos los demás lenguajes»
El escritor leonés analiza la «gran poesía» de todos los tiempos en el ensayo «El sentido primero de la palabra poética» y está a punto de publidar «Desiertos de la luz»
Antonio Colinas ha querido fijar su poética a la luz de los poetas que más ha amado y ofrece el resultado en un libro exquisito, editado por Siruela, bajo el título El sentido primero de la palabra poética. Un ensayo en el que analiza a los poetas decisivos, desde los grecolatinos hasta Rilke, Erza Pound, Leopardi o María Zambrano. La poesía de Colinas, un corrector impenitente, apunta siempre a un lugar de soledad, lejos también de las camarillas que manejan el mundo de la cultura. Está a punto de publicar un nuevo poemario, Desiertos de la luz (Tusquets). El martes, la Casa de las Conchas acogerá una exposición bibliográfica que repasa sus cuarenta años de dedicación a la literatura. -Da la sensación de que «El sentido primero de la palabra poética» es un libro que le apetecía, porque habla de sus poetas favoritos... -Sí. En efecto. Falta alguno, pero están todos los que deberían, desde Machado a Juan Ramón, pero también Leopardi; de hecho, ese ensayo sobre el infinito en Leopardi es el eje del libro, porque se estudia la contemplación, que me parece fundamental. -¿Si tuviera que elegir entre Leopardi y María Zambrano? -Es imposible. Ella también era muy leopardiana. Curiosamente, le ofrecieron la casa de Leopardi en Nápoles, pero ella no aceptó. -Salvador Gutiérrez, el último leonés que ha ingresado en la RAE, ha dicho que usted sería un buen académico.... -Siento un afecto especial hacia la Academia, porque dos amigos muy especiales, Dámaso Alonso y Vicente Aleixandre, me hicieron amar mucho la Academia. Pero dudo que eso sea posible. Yo soy muy independiente, no estoy en grupos ni en gremios... La institución me merece muchos respetos y los leoneses que hay en ella son muy amigos. -Si algo tienen en común escritores leoneses como Antonio Gamoneda, Pereira, Luis Mateo, Merino y usted mismo es su impenitente afán corrector, su búsqueda de la palabra exacta... ¿por qué esa manía por el purismo? -Porque buscamos la palabra originaria, en la que está la perfección; porque la escritura es algo muy unido a nuestras vidas y vemos en la escritura un reflejo de lo que hemos vivido o soñado. -¿Le afecta la campaña electoral? -Sí y no. Sí en la medida en que está siendo muy tumultuosa, pero estoy muy ocupado con este libro y con uno nuevo, que se titulará Desiertos de la luz y que publicará próximamente Tusquets. Y el martes se inaugura en la Casa de las Conchas una exposición bibliográfica sobre mis cuarenta años de literatura. -Ya que los políticos, como hizo Rajoy en el debate de televisión, leen los discursos, ¿no cree que deberían contar con buenos escritores que se los hicieran? -Sí. A veces los escritores, cuando escuchamos a los políticos, nos gustaría poner una coma, una palabra o una frase... El poeta se encuentra en otro estrato. El lenguaje poético llega cuando fallan todos los demás lenguajes. El lenguaje poético es postelectoral -¿Siempre nos quedará la poesía? -Así es. Los grandes mandatarios en grandes discursos siempre tienen el recurso final de una frase de un poeta. La poesía es consustancial a nuestras vidas y no se puede concebir un mundo sin poesía. -¿Cree, como dice Merino, que las palabras pesan, miden y huelen? -Son esas mismas sensaciones que nos produce el libro, ese libro que pesa en nuestro bolsillo, que nos habla.. -Por culpa de los sms y el messenger, ¿cada vez hablamos y escribimos peor? -Eso es evidente. He leído que la Academia va a regular ese lenguaje. También hay personas que cuidan el lenguaje. El lenguaje de los correos electrónicos es muy preocupante. -¿Y qué se puede hacer? -Puede ser un paso cierta regularización, pero no creo que sirva. Comprendo la síntesis, pero hasta cierto punto. No soy partidario de estas licencias. Para los niños puede ser peligroso. -¿León sigue siendo para usted un lugar mágico? -Sí. Mi obra, en síntesis, no es sino una búsqueda de la universalidad para mis raíces. En el lugar donde hemos vivido la infancia es donde se dieron las primeras experiencias estéticas. León es un cruce de historias, es un lugar mistérico. -A propósito de Luis Cernuda dice en su libro que es un poeta que ha superado ejemplarmente la prueba del paso del tiempo. ¿Qué poetas le huelen a alcanfor? -Los que no han conectado con la palabra permanente. El lenguaje del poeta es el del hoy, pero también el del mañana y el de ayer. Es el de la intemporalidad. Cuando esa palabra no tiene afán de eternidad, acaba oliendo a alcanfor. -¿La poesía tiene que conmover? -Para mí, sí es una de las condiciones que le pido al poema, aunque esa conmoción está hecha de sentimiento y de pensamiento, de corazón y de razón. Nos lleva a sentir y a pensar. -Acaba de salir el disco «Diez autores con diez obras», en el que Zulema de la Cruz ha puesto música a su poema «Canción para Clara». ¿Le gusta más con música? -Sí. Zulema ha hecho una versión preciosa. Es un poema que amo mucho y que se lo dediqué a mi hija. Zulema busca un lenguaje también sencillo. Me parece muy logrado. Hay también silencios y la autora los ha puesto de relieve. Además, Amancio Prada acaba de poner música al poema Simoneta Vespucci , también muy bonita. Me llamó desde Florencia y me tarareó la canción para ver si me gustaba... -Gamoneda tituló «Blues castellano» a un libro, aunque también hay jazz en muchos de sus poemas. ¿Y los suyos a qué suenan? -Valoro mucho la música del poema que viene impuesta por el ritmo. Luego está la música de los músicos que me han influido, como Bach, que es el más grande, por ese latido humano que hay en su obra...