La trayectoria intelectual de un grande de la novela y el verso

José María Merino es uno de los maestros de la narrativa breve y del cuento en castellano, y ha merecido premios como el de la Crítica por La orilla oscura , el Nacional de Literatura Infantil por No soy un libro y el de Narrativa Miguel Delibes por Las visiones de Lucrecia . El pasado martes ganaba en Barcelona el prestigioso Premio Salambó por su recopilación de microrrelatos La glorieta de los fugitivos . Nacido en La Coruña en 1941, Merino pasó su infancia y adolescencia en León, se licenció en Derecho en Madrid y trabajó como funcionario del Ministerio de Educación, en el que ocuparía el cargo de director del Centro de las Letras Españolas. Desde 1996 se dedica en exclusiva a la literatura. Su vocación por las letras se inició en la poesía con Sitio de Tarifa (1972), pero pronto optó por la narrativa, publicando numerosas novelas y libros de cuentos. Tiene también varios obras de narrativa infantil. Por su parte, Félix de Azúa (Barcelona, 1944), catedrático de Estética en la Escuela de Arquitectura de Barcelona, se dio a conocer gracias a su inclusión en la famosa antología de José María Castellet Nueve novísimos poetas españoles . Miembro del grupo filosófico promovido por Agustín García Calvo Comuna Zamorana, entre 1993 y 1995 dirigió el Instituto Cervantes en París. Colaborador de varios medios de comunicación, entre ellos El País , De Azúa es autor de libros de poemas como Cepo para nutria, El velo en el rostro de Agamanenón, Edgar en Stephane, Lengua de cal y Farra .