En los márgenes de la Catedral

Las catedrales góticas se han convertido en los últimos años en un verdadero granero para las novelas pseudohistóricas que mezclan el esoterismo, la magia y la alquimia. Dejando al margen ejemplos grotescos como El Código da Vinci , es cierto que los arquitectos y artasanos medievales dejaron toda una iconografía que en algunos casos puede resultar sosprendente. Desde la concepción del edificio en un plano, pasando por su orientación o el trazado de su planta, todos y cada uno de los elementos de una catedral o una iglesia eran planteados cuidadosamente siguiendo unos esquemas cargados de simbolismo y de un conocimiento que en buena medida se había heredado de la antigüedad. La Catedral de León no es una excepción. La Pulchra atesora una riqueza ornamental e iconográfica que pasa desapercibida al visitante y que, sin embargo, ofrece una fuente inagotable de sorpresas. En la mayoría de los casos se trata de «marcas» con las que los artesanos trataban de dejar su impronta personal y que reciben el nombre de marginalia , el margen de libertad que tenían los artistas para crear fuera de la ortodoxia religiosa. La Justicia ciega Antes de penetrar en el templo, nos topamos, en las jambas de la portada de San Juan de la fachada occidental, con la imagen que relamente representa la Justicia en la Catedral. Se trata de la imagen de una mujer ciega que en una de sus manos porta la balanza y en la otra una espada con la inscripción en latín: «Justicia es dar a cada uno lo que le corresponde». Junto al trascoro, en una de sus columnas, una esfinge bifronte observa por igual el año que termina y el que comienza. Para los expertos, se trata de una figura presente en algunos de los templos góticos y que podría tratarse de una drôlerie , una broma del constructor. Buena parte de estos ejemplos pueden hallarse en el coro y más concretamente en las misericordias -asientos falsos con los que los religiosos podían permanecer sentados sin ser vistos cuando los cultos resultaban demasiado prolongados- y los tornavoz. Estos pequeños sitiales están profusamente decorados con demonios, animales y figuras antropomórficas de tradición clásica. Otro de los ejemplos más sorprendentes de iconografía «ajena» a la ortodoxia cristiana es una de las esculturas que acompaña el coro de plañideras de la tumba de los obispos Martín y Martínez Zamorano. La figura resulta excepcional por cuanto que se trata de una máscara griega, extraña por lo tanto en el conjunto escultórico que representa el sepelio de San Martín, obispo de Reims que en la iconografía cristiana representa el símbolo de la caridad. Iconografía clásica en las Misericordias del Coro El coro es uno de los lugares de la Catedral con mayor profusión de iconografía profana. Las misericordias y los tornavoz están profusamente decorados con demonios, animales y figuras antropomórficas de tradición clásica. La sillería del coro data del siglo XV, realizándose entre 1467 y 1481. Los artistas que trabajaron en ella fueron el maestro Jusquín, Juan de Malinas y Copín. Ellos fueron los artífices de esta «imaginería profana».