House
EN ESTA temporada, hace cuatro o cinco semanas, House ha estado a punto de convertirse en líder de la noche del martes. De hecho, días hubo en que la serie del médico de Cuatro aventajó en número de espectadores a Los Serrano de Telecinco y a Los hombres de Paco en Antena 3; la duración -más larga- de estos dos últimos productos les permitía mantenerse por encima en cuota de pantalla, pero incluso en este aspecto pareció que House, por su mayor calidad, terminaría imponiéndose. Sin embargo, en las últimas tres semanas todo empezó a cambiar. Primero, Los Serrano resucitó. ¿Cómo? Ni idea, sinceramente: no hubo en la serie tribal de Telecinco ningún cambio especialmente significativo. Al mismo tiempo, Los hombres de Paco manifestaba una fortaleza asombrosa. ¿Con qué títulos? Ni idea, tampoco: esta serie es un delirio que mezcla sordidez y comicidad de una manera chirriante, pero el hecho es que su público se mantiene fiel. Y mientras tanto, la audiencia de House 'se estancaba y, lo que aún es peor, el relato también. E sas cosas se notan. Los protagonistas empiezan a exagerar gestos característicos. Los personajes veteranos están ya tan construidos que se hacen reiterativos, y los nuevos, que se suben a un autobús ya en marcha, quedan absolutamente subordinados a los protagonistas. El exceso de producción de capítulos comienza a pasar factura a los guionistas y el espectador descubre que todos los episodios están cortados por un patrón asombrosamente idéntico. Se pierde frescura, en fin, como ocurre siempre con la producción en serie. La única manera de combatir esto es cambiar al equipo de guionistas, pero en una serie que requiere un conocimiento especializado, como es esta, no resulta fácil crear equipos nuevos que rindan con eficacia. También podría introducirse un giro brusco de la historia, una de esas 'bombas' que te permiten alimentar un par de temporadas más con el ánimo de quien escribe una historia nueva, pero en un escenario como el de House , necesariamente limitado a la pauta laboral de un médico, no es fácil inventar explosiones narrativas. Por supuesto, se trata de continentes distintos: una cosa es la calidad de producto y otra muy distinta es la cuota de pantalla, y ambas no tienen por qué coincidir, ni seguir la misma evolución, e incluso es perfectamente posible -lo hemos visto muchas veces- que dibujen trayectorias contrarias, y que una serie gane en 'share' lo que pierde en calidad, y viceversa. House , que ha perdido cuota de pantalla, no ha perdido calidad: sigue siendo una serie muy buena. Lo que ha perdido es capacidad para interesar a un número creciente de espectadores, y eso influye también en que parte del viejo público se canse. Por ejemplo, este servidor de usted.