El arqueólogo de la Junta anota el empleo de pigmentos y que la cueva tenía un uso sepulcral
Todo un ritual funerario rodeó la muerte de los hombres de La Braña
Los leoneses que, por profesión o por afición, siguen la información relacionada con su patrimonio tienen una cita sin duda importante en Villalba, Lugo, entre los próximos días 11 y 14 de junio. En el primer Congreso de Arqueología que celebra el museo de aquella localidad, el arqueólogo de la Junta para León, Julio Vidal, además de exponer las conclusiones de su estudio sobre los petroglifos recientemente encontrados en Maragatería, presentará las conclusiones finales del análisis de los dos esqueletos hallados en una cueva del pueblo leonés de La Braña (Valdelugueros) a finales del 2006. A pesar de que Vidal ya adelantó sus investigaciones en un congreso en Castellón, en septiembre del pasado año, ahora en Lugo aportará nuevos datos sobre este hallazgo. Según los resúmenes que facilita el citado simposio gallego, cuatro son los descubrimientos más importantes, destacando el hecho de que los dos hombres adultos recibieron prácticas funerarias concretas y no cayeron accidentalmente en la sima, se perdieron en ella o les ocurrió algún otro percance. Según este texto, «el hallazgo de La Braña presenta, en el estado preliminar de su conocimiento, singularidades muy notables. En primer lugar, se trata del primer hallazgo funerario de humanos mesolíticos (hace unos 7.000 años) en la vertiente sur de la Cordillera Cantábrica, al igual que en la cuenca del Duero. En segundo lugar, se trata de prácticas funerarias inéditas en este contexto cronológico, realizadas sobre la superficie de la cueva, sin enterramiento propiamente dicho. En tercer lugar, no parecen estar asociados a un lugar de hábitat, pues la exploración de la cavidad no ha dado resultados que lo avalen». No vivían en la cueva «Se trataría, por lo tanto -continúa-, de una cueva de uso exclusivamente sepulcral. Finalmente, los 24 caninos atróficos perforados de ciervo constituyen el mayor conjunto de objetos de esta naturaleza hallado hasta el momento en la Península Ibérica en circunstancias de naturaleza funeraria, tanto en contextos del Pleistoceno final como también del Holoceno». Recuerda también este resumen que los esqueletos, «en muy buen estado de conservación y casi completos», «pertenecen a dos hombres adultos jóvenes, de mediana estatura, gráciles y de hábitos diestros. El primero de ellos se hallaba en conexión anatómica, en posición de decúbito lateral izquierdo flexionado, depositado, sin ningún género de cubrimiento, sobre la superficie de una repisa al final de una galería, al pie de una estalagmita, delimitándose parcialmente el espacio funerario mediante fragmentos de formaciones calcáreas. Este individuo no deparó objeto alguno asociado, si bien está relacionado con restos de ocre. Sus tibias y peronés fueron a caer al fondo de una oquedad, mezclándose con los restos del segundo individuo. El lugar buscado para la colocación de éste fue un pozo parcialmente ocupado por una gran lastra calcárea bajo la cual se situaron los restos humanos. Sin embargo, este individuo apareció asociado al único material arqueológico recuperado: 24 caninos atróficos de ciervo perforados». Los responsables de la conferencia, de la que aún se desconoce su fecha exacta, serán, además de Julio Vidal, la antropóloga Encina Prada y los profesores de la Universidad de León Carlos Fernández y Natividad Fuertes.