Realismo
ANTENA 3 ha despreciado los innumerables reproches que desde todos los sectores -asociaciones de padres y de telespectadores, la propia crítica- se han vertido sobre su serie Física o química . Es verdad que ahora empieza un poco más tarde, casi a las once, pero este es un triste consuelo. Y lo que se va imponiendo es la certidumbre de que Antena 3 ha lanzado una serie de morbo para menores y quiere mantenerla por razones estrictamente comerciales. Cuando se presentó esta serie, su productor ejecutivo, Gregorio Quintana, de Ida y Vuelta , la comparó con Compañeros y dijo que Física o química era «más dura» y «más realista». Buena parte de la trampa está en esa declaración so coartada de naturalismo narrativo. Primero, no termina de verse por qué una perspectiva «más realista» tiene que ser «más dura». Pintar la educación secundaria en España con los colores de La casa de la pradera sería, ciertamente, poco realista, pero ¿es más realista pintarla con las tonalidades pasolinianas de Saló o los 120 días de Sodoma ? En segundo lugar, tampoco se ve claro por qué «más dureza» tiene que consistir en una atención privilegiada al sexo y la muerte (incluida esa forma de autoaniquilación que es la droga). La realidad psicológica de los adolescentes presenta innumerables aristas de gran dureza en materias como la relación familiar, la posición personal ante la autoridad, el descubrimiento del mundo o la propia situación en la vida, pero aquí, en esta serie, todas esas cosas quedan perfectamente inéditas. Como suele ocurrir en tantos otros productos audiovisuales, da la impresión de que aquí la productora ha fabricado un relato sobre la base de dos pulsiones elementales -el sexo y la muerte, que son las pulsiones por antonomasia-, con el objetivo puramente comercial de hacerse con un público ávido de sensaciones fuertes -los adolescentes- y después, pero sólo después, ha procurado vestir todo eso con un envoltorio retórico que lo hiciera un poco presentable. Desde el punto de vista comercial, tiene sentido. Desde el punto de vista intelectual, es simplemente una estafa. ¿Por qué? Porque deforma la realidad, la pone al servicio de una estrategia comercial y, a fin de cuentas, manipula los sentimientos de un segmento de público poco formado. Todos sabemos que si ponemos en la puerta de un instituto un quiosco de revistas porno, haremos mejor negocio que si ponemos una mesa con libros de poesía; sin embargo, todos estaremos de acuerdo en preferir que los alumnos lean poesía antes que las revistas porno, y nadie tendrá en cuenta el argumento de que el porno es «más realista». Pues bien, con esto de Física o química ocurre lo mismo. Y a Antena 3, ya lo vemos, no le gusta la poesía.