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Publicado por
JOSÉ JAVIER ESPARZA
León

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CUATRO MUERTOS. Eso es lo que ha costado, de momento, la irresponsabilidad de una productora británica de televisión, Cicada Films. La gente de la tele, siempre buscando emociones fuertes para sus espectadores, había localizado a una tribu indígena del Perú completamente virgen, sin contacto alguno con el mundo exterior. Lugar idóneo para montar un reality-show distinto a todos los demás. El Gobierno peruano puso trabas: había que proteger a los indios. La tele, sin embargo, siempre quiere mandar más. Ahora la organización Fenama acusa: la presencia de esos ingleses en la selva introdujo un virus de gripe que ha ocasionado la muerte de cuatro indios y ha postrado en la enfermedad a otros más. Viejo asunto. Hoy cualquier persona bien informada sabe que la gran mortandad de amerindios entre los siglos XVI y XVII, atribuida por la leyenda negra a la crueldad española, fue en realidad el producto de una entrada masiva de virus en áreas cuya población vivía aislada del mundo. Cuando Pizarro llega al imperio de los incas se encuentra con que los indios llevan ya veinte años muriendo a mansalva por la viruela; ese virus había llegado a Europa desde Oriente Próximo, los españoles lo habían llevado en sus cuerpos a América y, una vez allí, los pájaros y otros animales lo habían transportado por la selva desde Panamá hasta Perú, sin agente humano conocido. Más letales aún fueron otros virus en América. Los epidemiólogos que han estudiado estas cosas apuntan a dos: la influenza suina (peste porcina) y las enfermedades infantiles (sarampión, tosferina, paperas, varicela), que literalmente diezmaron a los amerindios. En otros lugares donde la población aborigen mantenía más contacto con el exterior, como Filipinas, no hubo tal mortandad. Un virus puede ser una cosa tremenda. Todavía en 1918 moría el 5% de la población mundial -se dice pronto- por la gripe española (así llamada no por nuestra culpa, sino porque España, al no participar en la guerra del 14, fue el único país que pudo publicar la noticia sin censura). Lo que les ha pasado a estos indígenas peruanos obedece exactamente al mismo proceso. La gran diferencia es que los españoles y los incas del siglo XVI no tenían la menor idea de qué cosa pudiera ser un virus, mientras que nosotros, hoy, lo sabemos. Por eso el Gobierno peruano había prohibido a la productora entrar en esa región y asentarse entre los indios. La productora, con esa petulancia tan propia del mundo televisivo, hizo lo que le salió de las narices, y el resultado es el que hemos comentado: cuatro muertos y un número superior de enfermos cuya suerte puede no ser muy distinta. Un capítulo para incorporar a la leyenda negra de la televisión.