«Toda mi verdad es una mentira desde el punto de vista de otros»
«Una remada en Madrid es como veinte remadas en Vigo», dice el cantante, que esta semana lanzó a la calle «Mentiroso, mentiroso», su disco «más teatral y exagerado»
La cita es en Madrid, en el Café del Real, frente al Teatro Real. Un escenario clásico para un artista pop. Y a una hora muy poco rockera, las diez y media de la mañana. Da igual, Iván Ferreiro (Vigo, 1970) llega cansado pero con las pilas puestas, con la cabeza funcionando a toda velocidad. «Los atascos, tío», aclara para justificar el retraso. Ya salió a la calle su Mentiroso, mentiroso , quince temas de verdad, verdad. Con su sello particular y con un trabajo previo intenso e inmenso. El ex líder de los añorados Piratas puede que con este tercer disco en solitario haya dado con la horma de su inquieto zapato creativo. El lunes, en la Fnac de Callao, había largas colas para que el vigués firmara a los primeros privilegiados la versión física de su disco. Eso sí, como no sabe estar parado, ya lleva enredando en Internet con la descarga gratuita de sus temas por aquello de fidelizar clientela. -Usted tiene carácter aglutinador¿ -Cada vez menos. -Pero fue el promotor de Laboratorio Ñ, que le reunió en Buenos Aires con Deluxe, Quique González, Amaral, Pereza¿ -Fue un pequeño desastre. El Laboratorio tuvo muchas partes buenas, pero también unas cuantas negativas. Cuando juntas a tanta gente se crean conflictos. Debajo de nosotros, los músicos, hay una estructura invisible: compañías de discos, managers¿ un montón de cosas. Entre músicos arreglamos todo, pero el problema es arreglar a todos los demás. -Quique González ha dicho que aquello creó una especie de hermandad. -Creo que el que menos disfrutó del Laboratorio fui yo¿ Hay toda una parte industrial que no funcionó. Lo más interesante del laboratorio no se puede reflejar en un documental ni en un disco conjunto. Es más interesante escuchar Avería y redención , de Quique (González) o Aproximaciones , de los Pereza, o Las siete y media , que hice yo, que el resto¿ -Hubo un tiempo en el que se dijo que para triunfar en la música no hacía falta irse a Madrid o Barcelona. Que, con los adelantos técnicos, se podía vivir en la periferia. -Digan lo que digan, una remada en Madrid es como veinte remadas en Vigo¿ Y no es por la distribución musical, sino porque la propia ciudad te está ofreciendo cosas todo el rato. Yo he vivido de la música residiendo en Nigrán, un pueblo pequeño. Por motivos personales, me vine a Madrid. ¿Y de qué me he dado cuenta? De que se avanza más. Que se avanza más no es que vayas a vender más discos, o a ganar más dinero. Pero es más fácil grabar una maqueta en tu casa y encontrarte a un bajista en el cruce, y decirle: «Ven a grabar un bajo¿». Yo, personalmente, me siento más a gusto en Madrid que en Galicia. Lo descubrí el año pasado. -¿Por qué? -Tiene que ver con mi comodidad. En Madrid vives más anónimamente, pero no es una cuestión de la fama, es una cuestión de lo pequeñas que son las ciudades en Galicia. Sigo teniendo mi casa para estar en Galicia e ir a ver a mis dos hijos. Cada vez que llego allí siento que llego a casa, pero la forma en que me siento en Madrid es cien veces más cómoda. -También dicen muchos músicos que en la capital se trabaja más. -Trabajas más porque ves el trabajo de otros. A mí me pasa una cosa simplísima. Vivía en Nigrán, y allí hay muy poca gente que esté en mi misma situación de horarios. Me levanto y me gusta tocar. Pero si no está mi hermano en ese momento, no hay nadie más, porque el que toca como me gusta tiene un trabajo y no puede hasta las ocho o las nueve. Yo voy cada quince días a Galicia y estoy a gusto. Veo a mis hijos, tengo buenos amigos, preciosas vistas, es un sitio paradisíaco. -Preséntenos «Mentiroso mentiroso». ¿Quién miente dos veces? -La idea del disco tiene que ver con mi estado personal de los últimos años, tiene que ver con el concepto de la honestidad brutal de Calamaro. Yo me di cuenta de que el discurso de Calamaro me parece injustísimo, es totalmente honesto pero también es intolerantemente cruel. Y yo quería contar ciertas verdades, hasta que me di cuenta de que toda mi verdad era una mentira desde el punto de vista de otros¿ Así que lo único que me queda es mentir dos veces. Y entonces es un disco más teatral, más exagerado. -Hay quien dice que si se miente dos cosas sobre la misma cosa se acaba diciendo la verdad¿ -Una buena verdad puede ser una cosa intolerable. Es dura hasta límites insospechados. En mi caso la mentira viene del personaje que canta las canciones, que está convencido de que dice la verdad. Yo el mentiroso lo usé para desvincularme de la canción. Si te lo dice Iván es mentira, pero si te lo dice la canción puede que sea verdad. -Calamaro dice que la honestidad no es una virtud, sino una obligación. -Sí, pero sin embargo creo que hay cosas sobre las que uno puede mentir. Creo que la honestidad en la canción es una obligación, un deber absoluto, pero que sea obligatoria la honestidad no significa que uno no pueda ser irónico, o no pueda reírse de la canción o de uno mismo. Soy muy autobiográfico, pero uso el surrealismo casi todo el rato. En Mentiroso , las canciones en las que más sincero soy es en las que le meto un dramatismo para exagerarlas. En las que digo las verdades más duras estoy tocando ligero, y en las que digo cosas menos importantes estoy tocando más pesado y más dramático. -¿Y cómo no utilizó su especialidad: las colaboraciones? -No tiene sentido porque estoy cantando algo que es en primera persona. Puedo llamar a todo el mundo, pero tiene más sentido eso en el escenario. Pero el día en que escriba una canción en la que necesite un interlocutor, llamaré a Xoel López. -¿Cree que se ha abusado del concepto disco de colaboraciones? -Yo colaboro con todos, hasta con Antonio Orozco. Me llamó y yo encantado. -«A Iván le tienen que poner un monumento en Galicia», dijo Orozco. -La canción para la que me llamó es muy Piratas. Colaborar mola, es enriquecedor. -Son popemas, que diría Nosotrash. Por cierto, un grupo magnífico que no pudo vivir de la música¿ -Hay un montón de gene que picotea en el pop hasta que se tiene que dedicar a otra cosa. Una pena. A mí, fuera de esto, no me contrataría nadie. -¿Aún tiene esa angustia? -Sí. Yo la tengo siempre. La tuve hace dos días. Escuché el disco y pensé: «Vaya mierda, esto no le va a gustar a nadie».