| Entrevista | Risto Mejide |
«Ni siquiera Cristo consiguió caerle bien a todo el mundo»
Publica sus reflexiones sobre la vida en el libro «El pensamiento negativo» y vuelve como jurado de «Operación triunfo»
Risto Mejide, creativo publicitario de éxito, defiende la publicidad como «espejo fiel de los deseos reales de una sociedad», y similar concepto aplica a la televisión, que considera «el último reducto de la democracia». Como buen profesional de lo suyo, ha sabido crear un personaje con gancho en la pequeña pantalla, la de un tipo descreído y borde que atomiza a los concursantes de Operación triunfo . Acaba de lanzar un libro, El pensamiento negativo (Espasa), reflexiones que están lejos de un potencial pesimismo ante la vida sino que se decantan por rechazar la hipocresía, las apariencias, la continua intención de agradar a los demás y la denodada búsqueda del éxito en la sociedad de hoy. -Confiesa en el libro que siempre ve el lado negativo de las cosas. El eterno dilema de la botella medio vacía o medio llena... -Yo veo la botella al cincuenta por ciento. Pero más que ver el lado negativo de la vida me pronuncio por el pensamiento negativo, que es ir a la contra de lo que está imperando ahora, esa inclinación a que todo el mundo tiene que ser feliz y toda esa patraña. Yo creo que todos somos una acumulación de fracasos, que son nuestra única constante, y que de vez en cuanto tenemos un éxito. Y darnos cuenta de que el éxito queda en la excepción es el primer paso para conseguir ser feliz. La búsqueda continua del triunfo no produce más que frustraciones. -Tal vez vivimos en una sociedad tal vez obsesionada con ser el número uno, con el éxito... -Y con los resultados. Nos ha hecho mucho daño esa cultura yanqui obsesionada con el resultado, mientras que la vida debería ser una valoración del proceso, del viaje, del trayecto más que del destino. Como ser humano, dejando atrás que soy publicista, me preocupa el postcapitalismo feroz de hoy en el los ingresos influyen más que el prestigio. -Usted tiene una apariencia de tipo duro, descreído. ¿No se fía de nadie? -Para empezar sólo me fío de mis enemigos porque son los únicos que me cuentan la verdad, al no tener que quedar bien conmigo, sin hipocresía. En esta vida importa mucho el caer bien y agradar para comprar tiempo, dinero o votos. Del único del que te puedes fiar es del que no te quiere vender nada. -¿Pero se reconoce en esa imagen de tipo duro? -Eso es un trabajo. No me gustar decir que es un personaje sino que desempeño un rol que es una parte de mi. En el programa tengo el rol de juez, de jurado en un programa de televisión sobre artistas que cantan. -¿Por qué ha tenido tanto éxito en «Operación triunfo»? - No es un éxito personal sino del formato un programa muy sólido en el que trabajan doscientas personas desde hace seis temporadas. Lo tienen muy bien amarrado como show televisivo. -Pudiera ser que parte del éxito de usted en la televisión se deba a la necesidad que tenemos que alguien nos caiga mal, de poder criticarle... -No le he caído mal a todo el mundo. Pero tenía muy claro desde el principio que había gente a la que yo le quería caer mal. Es importante en la vida y en las marcas saber a quién quieres caer mal, porque caer bien a todos es imposible, no lo consiguió ni Cristo ni el resto de los mortales.