Orquesta Odón Alonso: adiós con el corazón

DECÍA FREUD que en cualquier sentencia siempre es peor la amenaza que la ejecución de esa amenaza, y eso es lo que hasta hoy han estado ejerciendo los profesionales de la Sinfónica Odón Alonso, quienes han suspendido su concierto de hoy en el Auditorio porque el Ayuntamiento aún no ha zanjado la deuda que mantiene con ellos. Los 132.000 euros que el consistorio les adeuda correspondientes a cuatro meses de sueldo (33.000 euros por mes) han colmado la paciencia de todos sus componentes y han decidido, por votación, no presentarse esta noche para ofrecer el concierto mensual que tienen acordado, bajo contrato, con el municipio, con el consiguiente trastorno para los abonados y aficionados que en la noche del viernes aún no tenían noticias de una suspensión que se conocía desde hace una semana. Hasta la fecha esa amenaza había surtido su efecto ante quien es su principal patrocinador, pero las aguas han colmado el estanque y el Ayuntamiento, tras pedir un esfuerzo más a la orquesta dando como aval su palabra de que van a cobrar en breve (recaudación del IBI a la vista), se ha visto al fin impotente ante la decisión tomada por la Odón de no tocar una sola nota si al menos no perciben dos mensualidades de su deuda, dado que los gastos para pagar a los músicos contratados de fuera y el alquiler de partituras no se cubren y éstos, como las casas de alquiler de música, hartos de promesas incumplidas, dan la disculpa y la callada por respuesta. Así las cosas, parece que lo que no se consiguió en la pasada legislatura de hacer desaparecer la orquesta lo van a conseguir ahora ellos mismos con su negativa a tocar. Sinceramente pienso que esta vez se tenía que haber hecho un último esfuerzo y acabar el curso programado, dado que muchos músicos solistas habían invertido tiempo y dinero en la preparación de su concierto y que después de haber estado en épocas pasadas con seis y ocho meses sin cobrar, ahora la sangre no iba a llegar al río y las cosas se van a solucionar como siempre ha ocurrido. ¿Qué tendrían que decir entonces los miembros de la Banda Municipal? El otro día su director me decía: «A lo mejor en una de éstas se acuerdan de nosotros y nos pagan los ocho meses que nos deben». De seguir así, ¿qué sucederá en junio con los niños de la Escuela de Música que llevan ensayando el Réquiem de Lloyd Weber desde primeros de año y se van a quedar con tres palmos de narices cuando todo se vaya al garete? ¿Y los solistas, ya contratados o apalabrados? Creo que si queremos salvar a la orquesta debemos, entre todos, aportar una vez más nuestro esfuerzo para que tanto sacrifico no sea baldío. Porque dentro de unos meses todo queda en nada y lo que se destruye es muy dificil volverlo a levantar. Cumplamos todos con nuestros compromisos. ¡Adiós, pero hasta pronto!