Mantener la cultura pero sin imposiciones
Una de las conclusiones más claras que se desprenden del congreso, aportada por el escritor, filólogo y antropólogo de Palacios del Sil Roberto González-Quevedo, es el hecho de que la gente quiere mantener su cultura pero sin imposiciones. Así, en los lugares en los que se mantienen -de manera natural y viva- variedades de leonés, hay que proteger esa variante concreta «pero sin imposiciones de ningún tipo». «La politización de la lengua nos lleva al desastre», dijo González-Quevedo, recordando que, en Ribasdesil y Laciana, 40 personas han suscrito un manifiesto según el cual quieren que se proteja su fala sin imponer ninguna lengua artificial «para que se respeten las características del habla y las grafías de la zona». De hecho, José R. Morala mostró ayer cómo algunos escritos procedentes de sectores afines a Conceyu Xoven muestran un leonés «con errores internos», «diferencias forzadas y arbitrarias» y «añadidos gráficos que no tienen una razón de ser desde el punto de vista de la lingüística». «O el leonés enlaza con la realidad de los hablantes o no tiene ningún futuro», dijo.