«Ya hay un productor interesado en llevar al cine 'Nudo de sangre'»
Agustín Sánchez Vidal, ganador del Premio Primavera de la editorial Espasa, firmó en El Corte Inglés una novela ambientada en un imperio, el inca, lleno de posibilidades literarias
La acción de Nudo de sangre es tan trepidante, tan llena de evocaciones sobre imperios fabulosos y a caballo entre dos épocas tan turbulentas, que ya hay un productor español interesado en llevar a la gran pantalla esta novela, ganadora del Premio Primavera que convoca la editorial Espasa. Ayer, El Corte Inglés de la capital leonesa acogió la firma de ejemplares de la última obra de este salmantino, catedrático de Historia del Arte en la Universidad Zaragoza (Cine y otros Medios Audiovisuales) junto al finalista del galardón, Luis del Val. Informó Sánchez Vidal de que la obra «surge de un cabo suelto que quedó en una novela mía, anterior, sobre el mito de babel. Allí aparecía la civilización inca, que no utilizaba la escritura pero que sin embargo consiguió alzar un imperio muy bien organizado. En realidad, la información la registraban por medio de cuerdas y nudos, aún no descifrados del todo. Ese hecho tan curioso, unido a un viaje que realicé a Perú, me llevó a un trabajo de ocho años de documentación para la novela, tres de los últimos también fueron de escritura». La orden de los jesuitas también protagoniza la novela. «Un sobrino de San Ignacio de Loyola capturó al último emperador inca y estableció lazos de sangre con aquella Casa Real». Décadas después de estos sucesos, en el siglo XVIII, un viaje devolverá al protagonista de la historia al viejo Perú para buscar tesoros increíbles y una ciudad perdida entre las brumas de la historia. Todos esos atractivos han movido a un productor a interesarse seriamente por la historia; el objetivo sería hacer una película «no barata, ya que estamos hablando de muchos exteriores, Perú, aventuras, una película de época, etc.». Además, este profesional «conoce el tema», dijo, ya que en estos momentos «está rodando una película sobre la llegada de los jesuitas a China, sobre el famoso jesuita Ricci». También recordó que el proceso de documentación, pese a ser laborioso, no fue difícil por el afán «de los primeros exploradores españoles por registrarlo todo con detalle -en cada viaje iba un escribano-, después la cosa cambia, el siglo XVIII es más complicado».