Sean Penn abre Cannes
El actor norteamericano, presidente del jurado del certamen cinematográfico que ayer comenzó, asegura que la Palma de Oro será para un filme artístico y comprometido con su tiempo
La Palma de Oro del 61 Festival de Cannes será comprometida con su tiempo, a juzgar por el primer encuentro de los miembros del jurado con la prensa, en el que el compromiso social y la obligación de los políticos de asegurar el bienestar de la ciudadanía fueron temas recurrentes. «Cualquiera que sea nuestra decisión para la Palma de Oro tenemos todos una misma idea, debemos estar seguros de que el cineasta que hizo ese filme era consciente de la situación, de la época del mundo en que vive», subrayó el actor, director y guionista estadounidense Sean Penn, presidente del jurado. La política, y los políticos, «están ahí para promover la calidad de la vida de la gente», y si un filme expresa esta idea de la vida, «ésa es la política que nos interesa», resaltó. La directora iraní Marjane Satrapi, autora de la premiada Persépolis (2007) sobre la dramática historia reciente en su país y una de los cinco directores preentes en el jurado, completó su idea: «Un filme es una obra de arte ante todo, si es un panfleto lo tiras», cualquiera que sea su mensaje. Hace falta «otra cosa», tiene que ser artístico y debe seguir siendo interesante veinte años después, «eso es lo que pensamos», manifestó. Sus colegas en el jurado, el mexicano Alfonso Cuarón, el italiano Sergio Castellitto, el francés Rachid Bouchareb y el tailandés Apichatpong Weerasethakul, compartirán reflexiones durante los próximos doce días con tres actrices: Natalie Portman, de origen israelí; Alejandra María Lara, germano-rumana, y Jeanne Balibar, francesa. Según Sean Penn, todos ellos comparten «una misma manera» de entender el cine, y verán «con un mismo espíritu» los veintidós filmes aspirantes a premio, entre ellos el que abrió el certamen, Blindness , del brasileño Fernando Meirelles. Preguntado por las críticas a George W. Bush que proliferan en Hollywood, el realizador de The Pledge las consideró lógicas pues «su política está hecha de estupidez». Con cierta tendencia a enrojecer, fumando un cigarrillo mediado su encuentro con la prensa -tras pedir permiso para ello-, Sean Penn reconoció que el asiento que había aceptado ocupar «no era muy cómodo».