Diario de León
Publicado por
JOSÉ JAVIER ESPARZA
León

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La Sexta ha estrenado el nuevo Caiga quien caiga . Para promocionarlo han tenido la sorprendente idea de regalar a los críticos de televisión una bonitas Ray-Ban como las que usan los chicos de negro. No sé si devolverlas, porque me sientan como un tiro; seguro que el departamento de comunicación de esa casa me encuentra una alternativa. El hecho es que vuelve CQC y lo hace con un sensible éxito de audiencia: 1,3 millones de espectadores en el prime time del miércoles, una cuota de pantalla del 7,5% (alta para La Sexta) y la previsión de que una importante porción de público puede engancharse a la nueva propuesta. Como es bien sabido, CQC es un formato de la casa argentina Cuatro Cabezas. Lo estrenó Telecinco hace ya unos cuantos años bajo la batuta de Wyoming cuando aún era una persona normal (o casi), y suscitó elogios unánimes por su ingenio y fino sentido del humor (también cuando no era tan fino). Luego hubo querellas políticas varias, el equipo se disolvió, el programa desapareció y aquí no hubo nada. Telecinco resucitó CQC y puso al frente a Manel Fuentes, que venía de Sardalandia. No es que le fuera particularmente mal, pero el traje nuevo del programa decepcionó a muchísima gente, empezando por el antiguo equipo de los chicos de negro. CQC volvió a desaparecer de Telecinco, entre otras cosas por sus malos resultados de audiencia, y ahora resucita en La Sexta. Para esta nueva vida del gato se ha puesto como voz cantante a Frank Blanco. No sé si se llama Frank de verdad o si es nombre artístico, como cuando los cantantes españoles se ponían nombre como inglés para entrar mejor en el mercado americano. Este caballero viene de Los cuarenta principales y es de suponer que ha sido elegido por su proximidad a un público juvenil que coincide con la cuota de mercado que La Sexta anda buscando. Con Blanco están Toni Garrido y Juan Ramón Bonet, que también estaban en la anterior fórmula. Vista la primera entrega, este CQC se parece más al de Manel Fuentes que al de Wyoming. ¿En qué? Ante todo, en la simpleza de los planteamientos. De entrada, lo que uno pudo ver en esta resurrección fue una entrevista con Zapatero, caña a la Cope, una entrevista con Buenafuente, chistecitos contra Aznar (¡todavía!), loas a Wyoming, un sketch con toquecitos de entrepierna a transeúntes desprevenidos y, como plato especial, una partida de play-station con Rafa Nadal, el tenista, que fue el único argumento que pudo tener gracia para la generalidad del público; todo lo demás parecía expresamente concebido para agradar a un sector extremadamente reducido. A mí me gustó más bien poco. Como las gafas.

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