| Reportaje | Curiosa explicación |
Camino hacia las estrellas
El matemático José Luis Galovart ve en los laberintos prehistóricos maragatos una representación de la Osa Mayor, la Vía Láctea y otras formas celestes
Los estudiosos y aficionados a la arqueología están siguiendo con gran interés las novedades que Juan Carlos Campos va colgando, puntualmente, en su blog Tierra de Amacos. Desde Galicia a Japón llegan impresiones, observaciones y aportaciones. Una de las más curiosas explicaciones procede del profesor de matemáticas gallego José Luis Galovart, autor del libro sobre petroglifos y megalitismo El laberinto atlántico y que ahora está estudiando los ejemplares leoneses. Agrupando cazoletas y puntos de una de las dos primeras piedras con representaciones descubiertas -la única que posee laberintos- obtiene indicios de su supuesto carácter de «carta celeste» prehistórica. «El juego empieza en la zona inferior de la derecha, donde hay un pasillo formado por ocho o nueve cazoletas pequeñas -indica-. Buscando grupos de ocho cazoletas hacemos un trayecto circular que va de derecha a izquierda y de arriba abajo; tiene siete etapas y en la octava se llega al final: la constelación de la Osa». Lejos del mar «Después, retrocederemos a alguno de los puntos del camino por los que pasamos demasiado deprisa -continúa-. Surgirán cuestiones que antes pasamos por alto. En uno de estos retrocesos obtendremos una nube alargada de puntos que identificaremos como la Vía Láctea. En otro, llegaremos a una nueva representación de la constelación de la Osa». Pero además, recuerda Galovart que es importante «tener cuenta la ubicación de estos petroglifos, cerca de Astorga, un punto importante en el camino medieval de Santiago. Aquí, más que en ningún sitio podemos pensar que en la prehistoria también se vio a la Vía Láctea como la indicación de un camino que va hacia el Oeste». También se extraña de que hayan aparecido laberintos en este lugar, pues hasta la fecha este tipo de imágenes existían casi únicamente en montes cerca del mar o desde los cuales se vea el mar. «La cuestión es por qué aparece en Lucillo; en una magnífica roca con grabados al pie del monte Teleno, y a 300 kilómetros de la costa occidental gallega donde se ubican la gran mayoría de los grabados prehistóricos que conocemos. Los situados más al Este están en Orense, a 200 kilómetros del Teleno». «Si Galovart está en lo cierto -asegura Campos-, nos encontraríamos ante una de las primeras representaciones humanas de una constelación».