Cirugía arquitectónica

LA GRAN restauración que, en pequeñas dosis, está sufriendo la Catedral de León es, sin duda, la mayor operación de «cirugía arquitectónica» que ha experimentado el edificio gótico, si exceptuamos la llevada a cabo en el siglo XIX por Demetrio de los Ríos, que resultó providencial para evitar que el templo gótico se viniera abajo, pero que, técnicamente, también ha tenido sus «puntos negros», como las grapas metálicas que durante un tiempo sujetaron los muros y, pasado el tiempo, han acabado fracturando las piedras. Las intervenciones en los monumentos son muy similares a las operaciones de cirugía estética: cuando más joven y menos arrugada esté la paciente, mejores resultados. En el caso de la Catedral leonesa los «estiramientos» llegan demasiado tarde y la Pulchra nunca podrá ser como en un principio. De hecho, muchas de las esculturas del pórtico son prácticamente insalvables. Amén de haber perdido su policromía inicial muchos santos y vírgenes están tan mutilados que son irreconocibles. Y es que los milagros, ni en Fátima... De todas formas, en el 2012 a la Catedral no la va a conocer ni el arquitecto conservador...