EL INVENTO DEL MALIGNO
«Serranos»
AL FINAL lo que tiene la tele es esto: el más veterano siempre lleva las de ganar. Este jueves noche se hundía Lex, lo nuevo de Antena 3; se pinchaba Amar en tiempos revueltos, edición especial del culebrón de TVE-1, y sin embargo permanecía en pie Los Serrano, la añeja serie de Globomedia para Telecinco, con una envidiable cuota del 21%. Entre la sonrisa de Lydia Bosch -nueva incorporación de esta temporada- y la calva de Resines se dibuja un campo de fuerza que atrae inevitablemente a la mayoría del público. ¿Por qué? Pues un poco por todo: la familiaridad con los actores, la gracia de los personajes, el buen diseño comercial del producto, la soltura de los guiones y, quizá sobre todo, la costumbre, ese poderosísimo imán de la televisión. La buena noticia para los rivales es que esta temporada de Los Serrano será la última y, además, será más corta, con sólo siete episodios: llegaremos al verano, al borde de las vacaciones, y este cuento se acabó. Para siempre (al menos, de momento). Detrás quedarán ocho temporadas, ciento cuarenta y siete capítulos, doscientas cincuenta horas de emisión y once mil quinientas horas de trabajo, según datos de la productora. El formato ha sido exportado a Finlandia, Francia, Italia, Chequia, Turquía, Grecia y Portugal, y eso sin contar la decena larga de países que ha importado directamente la versión original española, limitándose a doblar el idioma. No está nada mal. Quien venga a ocupar su lugar tendrá que ser capaz de acercarse a unas cifras realmente imponentes: una media de más de cinco millones de espectadores y una cuota de pantalla (siempre media) del 29,2%. Es verdad que estas cifras medias son sensiblemente más altas que las cosechadas en las últimas temporadas, porque Los Serrano, como es natural, ha ido perdiendo gas a medida que la historia avanzaba y el tiempo pasaba; pero, como dice el pueblo, que les quiten lo bailado: un éxito así no está al alcance de cualquiera. En esta serie, además, Globomedia ha tenido el buen juicio de reorientar el relato cuando empezaba a hacer agua por algún lado, cuando tal o cual aspecto enojaba a algún sector de la audiencia, en fin, cuando esa reorientación era precisa para la supervivencia de la serie; esta ductilidad ha sido una de sus mayores virtudes. En lo que tenemos ahora por delante, veremos algo realmente prometedor: un cruce ( crosse over, lo llaman los técnicos) con El comisario, y ahí ese Tito Valverde interrogando a Antonio Resines. Tendrá interés ver no tanto esa escena como las tomas falsas, porque seguro que se tronchan de la risa los dos. Los Serrano, en fin, sigue en pantalla, pero ya hay que hablar de ella en pasado. Un ilustre pasado. La vigente bronca entre Telecinco y Globomedia no lo va a empañar.