Diario de León
Publicado por
JOSÉ JAVIER ESPARZA
León

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CUATRO hay que felicitarla sin ambages por el éxito que está obteniendo con la Eurocopa. Que los partidos de la selección española acumulen una audiencia estratosférica es algo que no sorprende a nadie, pero no era tan previsible que los otros partidos, con otras selecciones, tuvieran un seguimiento tan alto como el que están teniendo, con una cifra mínima de tres millones de espectadores fijos. Eso está colocando a Cuatro en el entorno del 20% de cuota cada vez que hay fútbol, lo cual significa que las existencias de cava deben de haberse terminado ya en Sogecable, pese a la acreditada magnitud de sus faraónicas neveras. Los que saben de estas cosas dicen que no es oro todo lo que reluce, porque una cosa son las cifras de share y otra, muy distinta, los ingresos por publicidad, y con frecuencia ocurre que los derechos que has de pagar previamente por emitir estos festolines son tan altos, tan altos, que no hay en el mundo publicidad suficiente para compensarlos, y cuando vas a hacer cuentas te topas con un agujero como aquellos que exhibían en los calcetines Mortadelo y Filemón. Bueno: aún así, el hecho es que la Eurocopa está poniendo a Cuatro en órbita y no son pocos los días que lidera la tabla de audiencias. Eso es una victoria objetiva. Y el mérito no hay que atribuírselo simplemente a la señal de los partidos, sino que hay que extenderlo al equipo de la cadena que se está encargando de dar al acontecimiento vida y color. Ahora bien, la prudencia es buena consejera en todas las cosas de la vida, incluso en el fútbol televisado. Porque a veces a uno se le va la mano y hace el ridículo. He aquí el discurso promocional que Cuatro está difundiendo para calentar el ambiente de cara al España-Grecia de mañana: «Los griegos tienen nuevos dioses que adorar y pronto conocerán su poder». Toma del frasco, Carrasco. Hybris es una palabra griega que suele traducirse como «desmesura» o, más precisamente, como «pecado de desmesura», porque tiene siempre una carga negativa. Hybris fue lo de Prometeo cuando robó el fuego a los dioses, hybris fue lo del Euforión de Goethe (en la segunda parte del Fausto ) cuando quiso volar hasta el cielo, y por supuesto, hybris es lo de Cuatro cuando pinta a los futbolistas españoles como nuevos dioses a los que adorarán estos griegos. Es verdad que estos griegos de ahora no son como los de Pericles, pero, incluso computando la hesiódica decadencia del género humano, muy bajo tendrían que haber caído los helenos para acabar haciendo sacrificios en honor de Fernando Torres y David Villa, o practicando los misterios eleusinos en torno a Nuria Bermúdez. Un poco de respeto a las humanidades clásicas, por favor.

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