La creación artística encuentra un espacio para la argumentación
El Corte Inglés exhibe hasta el día 28 la obra de cinco artistas leoneses y los enfrenta a la recreación que de ella han hecho otros tantos periodistas de la ciudad, con una doble finalidad promocional y venal
E spacios encontrados es el proyecto con el que El Corte Inglés trata de ayudar a los jóvenes creadores a que encuentren un lugar en el mercado. En esta ocasión, varios corners del centro comercial han modificado su vocación para volcarse en la obra de cinco artistas leoneses. El director del centro comercial, Manuel Orellana, explicaba ayer el compromiso de El Corte Inglés con la cultura y subrayaba que esta apuesta es una manera de devolver a la sociedad su implicación con la empresa. Así, Orellana destacaba las más de catorce obras de la Catedral que se han restaurado durante los últimos años o los 66 libros que en todo este tiempo se han presentado a través del patrocinio de El Corte Inglés. Los espacios que se han reservado para mostrar la creación de los artistas leoneses permanecerán abiertos hasta el próximo 28 de junio con la finalidad de que los visitantes se acerquen al mundo de Graciela Fernández, Lolo Serantes, Matilde Vázquez, Sebastián Román y Vegonha Rodríguez. Además, esta exposición -que tiene finalidad venal- trata de captar la atención de los galeristas con el objetivo de que los artistas encuentren un cauce a través del cual distribuir su obra. Uno de los aspectos más originales de Espacios encontrados es que la obra de estos artistas ha sido «traducida» por cinco periodistas leoneses. Así, el redactor de Diario de León Emilio Gancedo ha filtrado con un cuento - La sombrilla de Carmina - las piezas de Graciela Fernández, David Rubio - La Crónica de León - se encargó de tamizar el ecosistema de Vegonha Rodríguez, Susana Martín, periodista de El Mundo de León aportó sus reflexiones acerca de Matilde Vázquez, Ana Puente - Leonoticias.com - hizo lo propio con Sebastián Román, y la corresponsal de Efe, Belén Molleda, reinterpretó la obra de Lolo Serantes, de quien asegura: «Sus obras reflejan un lenguaje simbólico cargado de melancolía, quizás el sentimiento que más hondo ha calado entre los artistas, y también de añoranza a su tierra, a su niñez... o no se sabe muy bien a qué. Sus pinturas invitan al espectador a completar su obra en función de su estado de ánimo, a sentir, y quizás sea aquí, en este vacío, donde el artista deja un lugar para la esperanza». «La sombrilla de Carmina» Con La sombrilla de Carmina , Emilio Gancedo ha ideado el mundo de Graciela Fernández a través de un relato en el que nos devuelve sensaciones, destellos a partir de los objetos que pueblan los lienzos de la exposición. De esta manera, descosifica las piezas y las recrea para volver a presentarlas a través de la acción de quienes las habitan: «...Sigue entrando. Nadie repara en ella, nadie la observa. La sombrilla, sola, se mueve con el viento, parece despedirla. Unos días después, las olas depositarán en la arena la empapada visera con publicidad de un taller mecánico». Por su parte, David Rubio recoge las palabras de Veghona Rodríguez -«La Tierra sólo cambiará de aspecto momentáneamente y es esa belleza la que yo no quiero perderme mientras pueda disfrutarla»- y termina su argumentación dejando la responsabilidad, la crítica de esta recreación del arte sostenible al espectador, en una apuesta por recuperar la conciencia sensible de la sociedad.