Diario de León

| Entrevista | Manuel Molés |

«La feria de León puede y debe ir a más»

Manuel Molés, con Antonio Chenel «Antoñete» durante una de las tertulias taurinas de León

Manuel Molés, con Antonio Chenel «Antoñete» durante una de las tertulias taurinas de León

León

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Sabe de las cornadas del toro en carne ajena, y de las que da la vida en carne propia. Y sabe también que, en unas y en otras, no queda más camino que seguir. «Se me va a hacer corto estar sólo dos días en León». Manolo Molés llega fiel a su cita con las tertulias taurinas de Diario de León, en la segunda parte de esta dispersa feria de San Juan. «Estoy deseando reencontrarme con la gente y con la profesión, con los aficionados leoneses, con los que siempre me he sentido tan a gusto». Tras el zarpazo de la reciente muerte de su hija el multifacético periodista, que anuló todos sus compromisos de junio tras acabar San Isidro, vuelve a la arena en la feria leonesa. «Sé que me va a sentar bien, siempre he sentido mucho cariño». Vuelve en torero: entusiasta, sin haber perdido nunca el hilo de la temporada, de los acontecimientos. Y peleón. «La feria de León puede dar mucho más de sí». -Lleva ya unos cuantos años viviendo la feria de León. ¿Cómo ha evolucioado la afición leonesa? -Aquí hay mucha afición, y muy fiel; y unas tardes se les ve felices y otras piden algo ás. Es una afición que podía ir a más, pero para eso tiene que mejorar también la presentación de los toros. Sin exageraciones, pero sería bueno subir un poco. Por otro lado el empresario, al que yo respeto mucho, tuvo un día la idea de juntar a cuatro superfiguras en un cartel, y resultó. Pero este año creo que no es buena idea programar dos corridas de ocho toros, por algo no es lo normal. Quedan dos festejos con las grandes figuras y otro con mucho menos tirón; y eso devalúa la feria. Sería mejor programar tres festejos de seis toros con las figuras repartidas. -La feria que queda tiene un cartel de modestos y otro de populares. ¿Cómo vive un aficionado la diferencia de público que acude a ambos festejos? -Los carteles están demasiado marcados. No me gusta hablar de modestos, yo respeto muchísimo a todos los toreros, aunque es cierto que estos no están en el gran banquete. Pero tienen mucho interés. No me gustan los carteles de pobres y ricos, tiene que haber de todo, el interés está en la variedad. ¿Qué público va a ir hoy a la plaza? El abono, y los que gusten del toro más serio. Sería mejor igualar los carteles, con las figuras que vienen este año a León se pueden hacer cuatro carteles bonitos. -Siempre ha sido usted crítico con el toro de León. ¿Es tan diferente al de otras plazas de su categoría? -Es cierto que el público se diverte, y que durante un tiempo el toro chico de Jandilla o de Zalduendo hya dado buenas tardes. Pero si subiéramos un poquito el trapío y además de divertir hubiera emoción, ¿qué pasaría? La emoción, en los toros, es un nivel más alto que el divertimento. Y sólo la seriedad del toro puede dar esa emoción. -¿Considera que hay que elevar el nivel de exigencia de los aficionados leoneses? -No, en realidad en el público no hay una manifestación en este sentido, pero en el fondo sí lo quiere. También hay espectadores que van a ver lo que hay y se acabó, pero siempre es bueno buscar el equilibrio. -Siempre se justifica esta situación con las exigencias de las figuras. -Ya sé que exigen un toro cómodo, pero también hay que sacar un animal acorde con la categoría de una plaza de segunda. No digo exagerado, pero sí con su cosita y su trapío. Que dé emoción. -¿Considera que la feria leonesa tiene un sitio destacado en el calendario taurino? -Sí, pero debería ganar esos puntos. Tiene una personalidad definida, es una de las plazas más bonitas del país, cuenta con un núcleo de aficionados que la sostiene y atrae a gente de alrededor. Es una feria buena, pero tiene muchas más posibilidades. Sería una feria para venir a pasar los cuatro días a León, pero con los dientes de sierra de unos carteles muy altos y otro más bajos, la gente acaba eligiendo un día. Es una pena, porque puede tener más atractivo, es una plaza cómoda, con ambiente y con aficionados. -Han pasado las grandes ferias de la primera parte de la temporada. ¿Qué balance hace? -Este año están embistiendo menos toros que el año pasado, ha bajado la casta, la emoción y la fuerza del toro. Esperemos que esto cambie. En lo demás es un año marcado por el retorno a Madrid de José Tomás, por la firmeza y la consagración en su madurez del Cid y por tres jóvenes que han pegado el estirón: Manzanares, Perera y Cayetano. Y mantienen su estatus Ponce y El Juli. Pero son esos cinco nombres los que tiran, sin olvidar al Fandi cuando se habla de espectáculo. -¿Hay alguno que debería espabilarse? -Me da mucha rabia la situación de Talavante, que tiene que dar más; y Juan Bautista también está algo dormido... -¿Cómo valora el fenómeno José Tomás? -A mi me gusta muchísimo el José Tomás del día 5, el que emplea el valor para torear; pero para nada el del día 15, el de la inmolación. Me gusta la emoción, pero no la figura del torero a merced del toro para que le hiera o, Dios no lo quiera, para que le mate. No cantaré nunca eso, sino al que torea como el que mejor. No al que dicen que busca la inmolación. José Tomás me gusta muchísimo, pero no admito el concepto de los nuevos partidarios que tiene, los que animan a que pase la última raya, ahí donde está la muerte. El torero debe utilizar la razón.

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