La Junta aprueba el apeo de las figuras del pórtico de la Catedral

La Junta ya ha aprobado las obras para la preconsolidación, apeo y restauración de las esculturas de la fachada occidental de la Catedral de León. El proyecto de la Junta prevé además la realización de un estudio climatológico con el fin de descubrir cómo afecta la orientación de las esculturas -24 en total- a su deterioro. Para ello se llevará a cabo un análisis comparativo de estas figuras (orientadas hacia el oeste) con las que se encuentran en el resto de las fachadas catedralicias. La administración prevé realizar una inversión de 210.000 euros en este proyecto, de los que 170.000 se destinarán al apeo, preconsolidación y rehabilitación y otros 72.000 al estudio climatológico. Una de las posibilidades que prevé este proyecto es realizar copias de algunas de las esculturas más dañadas con el fin de que las originales se conserven en el Museo catedralicio. Con ello se seguiría el ejemplo de La Virgen Blanca, cuya réplica luce en la portada principal de la Pulchra. Estado lamentable Desde hace décadas santos e imágenes emblemáticas del templo gótico han sufrido un proceso de degradación imparable. Presentan un aspecto mutilado y, en algunos casos, son ya figuras irreconocibles. A muchos les faltan partes «sobresalientes» del rostro y cuerpo, que han ido perdiendo por la erosión y el paso de los siglos. Uno de los aspectos más complicados de esta rehabilitación será salvar la policromía de las esculturas góticas o, mejor dicho, lo poco que queda de ella. Hace meses un equipo de expertos tomó muestras de las pinturas para conocer su estado de conservación y averiguar otros datos como la composición de estos pigmentos. Las actuales tendencias de restauración defienden la protección de lo conservado, pero en ningún caso su reconstrucción. Puede haber sorpresas. Es posible que bajo la espesa capa de suciedad que recubre a las imágenes quede más pintura original de la que se aprecia a simple vista. En este sentido, hay que recordar los resultados de la investigación realizada por la empresa Gea. En las conclusiones del estudio se subrayaba que la piedra de la Catedral sufría una serie de procesos físicos, químicos y biológicos que conducen a su descomposición química y a su disgregación mecánica, aumentando su porosidad y su fi suración. La investigación se centró en el estado de los sillares de la Pulchra, realizando un análisis no sólo de la piedra en sí sino de cómo las condiciones ambientales y climatológicas afectan a los elementos pétreos y cuál será su evolución futura. Entre los resultados de la investigación se deduce además que la alteración de los elementos pétreos ees un proceso «irreversible», que se relaciona de manera directa con su orientación y ubicación. «En el caso de las gárgolas, ésta última condiciona en gran medida su deterioro, ya que son piezas totalmente expuestas, desprotegidas», destacan los técnicos. Asimismo, advierten de que sufren permanentes procesos de humedad y sequedad, y recuerdan que el agua es uno de los agentes que más influyen en el deterioro. Por otro lado, el estudio alerta de que la piedra de la Catedral se enfrenta también a factores como los cambios bruscos de temperatura, la contaminación, las sales solubles, los movimientos sísmicos y los pájaros. «Todos ellos combinados producen una serie de patologías que en el caso de la piedra de Boñar se manifiestan en la presencia de costras negras, pátinas biogénicas, escamas, ampollas, placas, fisuras y disgregación intergranular»,