| Entrevista | Bruno Aprea |
«León es prioritario en mi agenda»
Si hay una persona que merezca más ser nombrado hijo adoptivo de León es sin ninguna duda el maestro italiano Bruno Aprea, aunque él no necesite del título para ejercer de leonés donde quiera que va. Suya ha sido la idea de organizar en León, hace ahora cinco años, estos encuentros de pianistas y directores de orquesta, únicos en el mundo, que llevan el nombre de la ciudad por los cinco continentes y cualquier compromiso en su carrera profesional está supeditado a no interferir bajo ningún concepto su cita con León cada verano. Suya ha sido también la iniciativa de que León entre a formar parte de los circuitos musicales y turísticos, tanto norteamericanos como italianos y sus alumnos, distribuidos por Europa y América, señalan a Eutherpe como la «Litle Julliard», un honor comparable sólo a la magna labor que desde hace más de 25 años, está haciendo Margarita Morais por la música en León desde todos los ángulos de la docencia. Vital, cariñoso y soñador, ahíto de un carisma desbordante, Bruno vive la música con la energía de un joven que empieza. Director titular y artístico de la Ópera de Palm Beach donde desde hace cuatro años lleva el timón de una de las factorías de ópera más importantes de América, Aprea siente aquel país como el catalizador de su carrera profesional porque fue su trampolín al inicio y ahora, varias décadas después, su nuevo hogar en el que transformar sus ideas en realidades. «Tengo grandes lazos de unión con Norteramerica, dice, ya que en 1977 participé en el Festival de Tanglewood, donde conseguí el Premio Koussevitsky, uno de los más prestigiosos del mundo dentro de la dirección de orquesta. Además, dice sonriendo, en aquella ocasión formaba parte del tribunal el gran Leonard Bernstein y Seiji Ozawa, por lo que me llena de orgullo el que me otorgaran este primer premio, algo maravilloso para cualquiera que comienza». Pero antes Bruno ya llevaba bajo el brazo unas credenciales de quitar el hipo: Orquesta de la Accademia de Santa Cecilia, Orquesta de la RAI de Roma, Milán y Turín y su debut internacional en la Deutsche Staatsoper de Berlín en 1968 interpretando el Concierto n° 2 de Beethoven, bajo la dirección de Otmar Suitner. «Momentos inolvidables que supusieron el definitivo empujón para lanzarme a la carrera que he escogido», confiesa. Luego vendrán las tournées por Italia, Alemania y Holanda y llega el año 1968, cuando toca con la Orquesta de la RAI de Roma, bajo la dirección de Sergiu Celibidache el Concierto en Mi b de Mozart para dos pianos y orquesta en dúo con su padre, Tito, en uno de los registros más referenciales que se recuerdan para Fonit Cetra. «Como un sueño, dice con aire nostálgico, un sueño que sucede, si es que llega a ocurrir, una vez en tu vida. Tocar con mi padre y a las órdenes de Celebiacce no tengo palabras para expresar lo que significó». El pasado año hizo una gira con la Compañía de Palm Beach por España, con Tosca , «con la que debutamos en La Maestranza de Sevilla con un éxito notable de la crítica. También con el Teatro de La Fenicce de Venecia y la Ópera de Pekín, y espero regresar a Europa en breve con nuevas producciones». -¿Para cuando León? -Nada más que me lo pidan. Para mi sería un privilegio el traer a este hermoso Auditorio alguna de las producciones de la Ópera de Palm Beach con las que viajo por el mundo y como León es para mi como mi segunda casa, estaría feliz de estar de nuevo con vosotros. -¿Cómo valora esta nueva edición del Curso? -Creo que ha sido la más completa en lo que a nivel se refiere. La Orquesta Joven de Andalucía venía muy preparada y esto ayudó de manera decisiva a pianistas y directores porque su trabajo se veía reflejado de inmediato en actuaciones muy empastadas, en las que director e intérprete se entendían perfectamente desde el inicio. Y luego el milagro de todos los años, comparable sólo con el de San Genaro en Italia y es el de Margarita Morais y su tremendo poder de convocatoria. Nada se le resiste y los alumnos menos. Una llamada de Margarita a cualquier pianista o director del mundo y se desviven por venir a tocar León. Eso sólo ocurre aquí y gracias a ella. Yo me siento orgulloso de poder contribuir con mi pequeña aportación a esta grandísima labor a favor de la música y siempre que ella quiera me tendrá en León porque para mi es prioritario en mi agenda.