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Publicado por
JOSE JAVIER ESPARZA
León

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DENTRO de su decidida vocación por el mundo de la cultura y el pensamiento, como corresponde a su talante progresista, Cuatro ha importado dos programas norteamericanos que cabrían en lo que podríamos llamar «el opio del pueblo»: Pressing catch y Gladiadores del siglo XXI . Ambos han salido de la misma factoría que lleva años con la lucha libre. Se trata, sin embargo, de productos de distinto tono: mientras el primero es una trampa lamentable , el otro no deja de ser un concurso de fuerza y habilidad, relativamente sujeto a normas y respetable en la medida en que los concursantes lo son. La noche del sábado, Cuatro llenó sus horas con una larga sesión de Gladiadores del siglo XXI . Uno de los aciertos más notables de esta familia de programas en Cuatro ha sido poner al frente de la locución a Héctor del Mar, el locutor futbolero, que en su día cantó los goles más largos del mundo y que posee la mejor virtud posible para estos menesteres, a saber, carecer de cualquier pretensión intelectual. Héctor del Mar es un señor que sabe que su principal misión no es pronunciar frases con sentido, sino, más bien, llenar el vacío con palabras. Eso lleva a que muchas de sus palabras sean perfectamente prescindibles, y no pocas veces de una comicidad involuntaria, pero en eso justamente consiste su negocio. Así, este sábado noche, describiendo la tensión de los gladiadores: «Ahí están dándose gritos de aliento, porque la procesión va dentro». Hasta el ripio tiene su gracia. Como Cuatro se plantea esto como un espectáculo cómico, la hilaridad se extiende a absolutamente todos los aspectos del programa, y eso incluye la «traducción» de las declaraciones del presentador y los concursantes del show original. Ellos hablan y Fernando Costilla simula una especie de traducción simultánea que consiste en emplear la mayor cantidad posible de tópicos, entonados además con un cierto deje que recuerda a Chiquito de la Calzada. Por ejemplo, el «traductor» hace decir a una de las gladiadoras «hoy estoy más feliz que unas castañuelas», y al conductor del show , Hulk Hogan, le hace comentar «hoy has roto con la pana». El giro castizo, puesto en labios norteamericanos, es absolutamente inverosímil, pero en eso radica la comicidad. Otras veces la comicidad es involuntaria, como cuando los comentaristas reproducen los tópicos habituales del locutor deportivo español. Así, por ejemplo, ese híbrido de jerga taurina y metáfora bélica que reza «las espadas están en todo lo alto». En fin: es mucho peor la «telerrosa».