Diario de León
Publicado por
JOSÉ JAVIER ESPARZA
León

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CUATRO estrenó la otra noche, domingo, dos perlas de la reciente hornada británica: Invasión Jurásica -miniserie de dos capítulos- y Jekyll , nueva versión del clásico de Stevenson sobre el Dr. J ekyll y Mr. Hyde. Ambas vienen a ser el negativo una de otra: Invasión Jurásica promete mucho por efectos especiales, pero, por desgracia, se queda en eso; Jekyll es realmente menesterosa en efectos especiales, pero, por fortuna, es riquísima en todo lo demás. Lo de Invasión jurásica es una pena. Esta facturada con decoro y eficiencia, pero coge un punto de partida sugestivo y lo hace fosfatina a base de banalidades. Se trata de lo siguiente: en el mundo aparece una «anomalía» que en realidad es un túnel espacio-temporal, a través del cual puede uno transportarse al tiempo de los saurios; un audaz equipo de investigadores tratará de afrontar el reto. Con esos mimbres, uno puede hacer lo mejor y lo peor. Por desgracia, este producto de la BBC ha escogido lo peor: ha puesto todos los huevos en la cesta de los efectos especiales y ha prescindido por completo de ofrecer un relato con un mínimo relieve; toda la fascinación que despierta la reconstrucción de los bichos, realmente buena, se deshace en cuanto uno asiste a un diálogo entre los personajes. Así que hablemos de Jekyll , que tiene más chicha tanto fílmica como narrativa. La historia de Jekyll y Hyde es, como se sabe, un clásico de la literatura universal; es un clásico porque toca un tema eterno, a saber, la convivencia del bien y el mal en una sola persona El planteamiento de esta serie televisiva arranca de un punto de partida elemental: Mr. Hyde vuelve a encontrar en Londres a su doctor Jekyll. En el relato original, Jekyll ignoraba cómo actuaba Hyde; ahora, sin embargo, lo sabe (porque ha leído a Stevenson). A partir de ahí, el argumento plantea un conflicto intenso: Jekyll, felizmente casado y con dos hijos, hará lo posible por proteger a su familia de la violencia de Hyde. Lo logra con ayuda de la tecnología; incluso Jekyll somete a su otro yo a una rigurosa vigilancia horaria. Ahora bien, ni Jekyll ni Hyde saben que los movimientos de ambos están en realidad controlados por «una antigua organización con riqueza y poder ilimitados», y que ella es la que ha provocado el retorno de Hyde. ¿Qué organización? Aún no lo sabemos, pero me temo lo peor. Mientras el desarrollo del guión nos ilustra sobre este último punto, limitémonos a recomendar Jekyll : está muy bien contada y apoya la intriga sobre el guión, y no sobre los efectos. Ya sólo por eso merece un notable .

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