Luis Mateo Díez: «Un escritor leído no lee 'El Código da Vinci'»

El escritor y miembro de la Real Academia Española Luis Mateo Díez aseguró ayer que «un escritor leído no lee El Código da Vinci» , porque se trata de un tipo de novela dirigida al lector no exigente que lleva a la trivialidad. Así se expresó el escritor leonés, Premio Nacional de Narrativa y Premio de la Crítica, en rueda de prensa en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP), donde esta semana imparte un seminario sobre su obra titulado Fábulas de la memoria y del sentimiento. En su opinión, se está dando en los últimos años «una propensión excesiva a la comercialización», que prefiere apostar por un tipo de novela trivial y que olvida al lector cultivado. «La búsqueda de este producto está dando resultados millonarios», subrayó el escritor, y la culpa «hay que echársela a los editores, y no a los escritores». El escritor de El paraíso de los mortales , Fantasmas de invierno o Las horas completas , señaló lo «curioso» que es el hecho de que muchas personas comparen El Código Da Vinci , de Dan Brown, con El Nombre de la Rosa , de Umberto Eco, cuando en cuanto a la calidad de las dos obras «hay un abismo». «Esa búsqueda de productos degradados propia del mundo en que vivimos ha contaminado también a la literatura», añadió, pero también «a los medios de comunicación». «A veces un libro mediano es mejor que una televisión de medio pelo», afirmó. A pesar de haber dado sus primeros pasos de la mano del cuento, al que considera siempre «un hallazgo maravilloso», se ha dejado seducir también por la novela corta, que a su juicio es «un género muy interesante que no se ha cultivado demasiado». En este sentido, explicó que si bien hay «muchos grandes autores que han escrito grandes obras», también se da el caso de que algunas de sus creaciones «más extremadamente cortas recojan al límite su intensidad», como ocurre con La muerte de Ivan Ilitch , de Leon Tolstoi. Luis Mateo Díez, que se denominó a sí mismo «un escritor de la memoria durante mucho tiempo», dijo que procede de una estética «más expresionista que surrealista», y aseguró que «la memoria, la imaginación y la palabra son elementos de la ficción literaria». Declaró que «la edad o cierta madurez» han conseguido que valore más «los sentimientos que las ideas», en un mundo donde se está produciendo «un cierto olvido de los sentimientos y un desgaste de las ideas». «Cuando uno se hace mayor, se da cuenta de que acaso los sentimientos son más cercanos que las ideas», sentenció.