Diario de León
Publicado por
JOSÉ JAVIER ESPARZA
León

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QUÉ gran película es Master and Commander, de Peter Weir, con la que Antena 3 nos refrescó la noche del miércoles. A pesar del inevitable peñazo publicitario, ver esa historia sigue siendo una de las mejores formas posibles de pasar el tiempo ante la pantalla. A Antena 3 le dio la segunda plaza de la noche con más de 1,8 millones de espectadores y una cuota del 16,1%: mejores resultados que el partido del Barça. Hay pocas películas de tema bélico y ambiente masculino (esta lo es hasta el extremo de que no aparece ni una sola mujer en el reparto) que logren convencer a públicos tan variados con la eficacia de esta. Es, además, una historia no enteramente ficticia. Los que saben de estas cosas cuentan que el episodio real en el que se inspira Master and Commander fue protagonizado, en efecto, por un barco inglés, pero el «malo» de verdad no era francés, como en la película, sino norteamericano, en el contexto de la guerra anglo-estadounidensE. El personaje en el que se inspira la figura del capitán Jack Aubrey (un papel que Russell Crowe interpreta de manera impecable) es el marino inglés Thomas Cochrane, gran navegante y buen guerrero, ingenioso e innovador, pero cuyo sentido de la ética dejaba mucho que desear: acostumbraba a camuflarse bajo banderas del enemigo y a torturar a sus prisioneros con singular eficacia; además de marino fue político (progresista) y se vio envuelto en continuos escándalos de tipo económico; expulsado de Gran Bretaña, se ganó la vida como marino mercenario para las nacientes repúblicas de Chile y Perú en sus guerras contra España, antes de volver a Inglaterra, ya enriquecido, para restituir su honor. Las aventuras de Cochrane fueron llevadas al papel por Cecil Scott Forester y por Patrick O'Brian, y este último fue el que escribió Master and Commander , un libro de 1970 ( Capitán de mar y guerra ) que se consagró gracias a la estupenda película de Peter Weir. A esta forma de reconstruir la Historia para convertirla en épica siempre se le puede reprochar que falsea la realidad y transforma en héroes a gentes que demasiadas veces se comportaron como villanos. Pero, por otro lado, esta misma reconstrucción no deja de ser testimonio de amor a la propia historia, a los antepasados de uno. Cada vez que veo Master and Commande r me acuerdo de Pedro Mesía de la Cerda, aquel capitán que a bordo del «Glorioso», en 1747, se enfrentó a nada menos que quince barcos ingleses entre las Azores y Cádiz. Si O'Brian y Weir fueran españoles, no se comerían una rosca.

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