La exhibición desvela capítulos como el discurso de la coronación del rey Alfonso XIII
El ILC inaugura la muestra «Alfonso; medio siglo de historia en imágenes»
La exposición realiza un paseo a través de la realidad social, política y cultural de principios de siglo XX
La Sala Región del ILC acoge desde mañana la exposición Alfonso, medio siglo de historia de España, que incluye cien fotografías de las que cerca de ochenta son absolutamente nuevas, y sólo conocidas por los lectores de las publicaciones de la época en que fueron publicadas. Entre ellas, algunas verdaderamente extraordinarias, como la del discurso de la Corona de Alfonso XIII (1916), la capilla ardiente de Joselito (1920), la repatriación de los prisioneros españoles hechos por Abd-el-Krim (1923), el discurso de Manuel Azaña durante el acto de creación de Acción Republicana (1925), el Consejo de Guerra del capitán Sediles y los sublevados de Jaca (1930), o la estampa tristísima de Julián Zugazagoitia y Largo Caballero tras las rejas de la Cárcel Modelo (1934). Otras nunca se habían publicado, y permanecían guardadas en el rincón más oculto del archivo, como las estremecedoras imágenes del Consejo de Guerra y fusilamiento del general Fanjul (1936), o las tomadas en el interior de la cárcel de Porlier (1939). Más de diez años ha invertido el fotohistoriador Publio López Mondéjar en realizar la exposición y el libro. Para ello ha revisado decenas de archivos públicos y privados que hasta ahora habían permanecido ocultos. El resultado es una exposición única que nos muestra la realidad social, política y cultural de España de su tiempo. Desde el desastre del '98 hasta los días inclementes de la primera posguerra. Medio siglo en imágenes La firma Alfonso apareció por primera vez en la prensa, en 1904, cuando el célebre periodista Julio Burell llamó a Alfonso Sánchez García (Ciudad Real, 1880-Madrid, 1953) para dirigir la sección de fotografía del diario El Gráfico. Desde entonces, la celebridad de aquel fotógrafo casi adolescente no hizo más que crecer, tras sus celebrados reportajes de la revolución portuguesa (1909), las sucesivas campañas de Marruecos (1909-192l), la ejecución del tristemente célebre capitán Sánchez (1913), la Huelga General (1917), el vuelo del Plus Ultra (1926), las sublevaciones de Jaca y Cuatro Vientos (1930), o la jubilosa proclamación de la República (1931). Cuando en 1923, el general Primo de Rivera dejó en suspenso la Constitución, todas las publicaciones gráficas se disputaban su trabajo, pese a su conocida vinculación con La Libertad, El Sol , y otros diarios republicanos y democráticos de la época. Nadie le discutía entonces un lugar de privilegio en la jerarquía laboral del periodismo gráfico madrileño, gracias a su talento para el reportaje, a su natural instinto y penetración, su sorprendente ubicuidad, y una afición por su oficio que le distinguió del resto de sus colegas. Pero su prestigio como reportero no empañó nunca su gran popularidad como retratista, que convirtió su estudio de la calle de Fuencarral en rebotica y punto de cita de periodistas, escritores, políticos, toreros y gentes de la farándula. De entonces son algunos de sus mejores y más olvidados retratos, como los del maestro Federico Chueca, un tímido y juvenil Valle-Inclán, José Nakens, La Fornarina, Cansinos-Asséns, Felipe Trigo o el general Burguete. Lugar: Sala Región. Fechas: Del 7 de agosto al 5 de octubre. Horario: de 11 a 14 y de 18 a 21. Entrada: libre.