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El ácido talento del maestro Bagaría
El ingenioso dibujante incomodó a la clase política de su época y revitalizó con sus caricaturas las crónicas del siglo XX
El humor gráfico y la caricatura, en especial la política, no sería lo que es en España de no haber existido un dibujante sobrado de ingenio y llamado Luis Bagaría. Fue un pionero y un maestro que elevó la categoría de un género en el que brilló a gran altura con unas viñetas cargadas de vitriolo. Unos dibujos que constituían un doble y ácido espejo en el que se reflejaban tanto el alma de los caricaturizados como la realidad de su tiempo. Bagaría fue sin duda el más importante caricaturista político español del primer tercio del siglo XX. Su influyente trabajo se desarrolló siempre a la sombra de José Ortega y Gasset y las publicaciones que éste fe creando, como la revista España y el diario El Sol a partir de 1917. Lo mejor del legado gráfico de Bagaría puede verse ahora -hasta el próximo cinco de octubre- en la sede de la Fundación Antonio Saura en Cuenca. Se trata de una muestra con lo mejor de los fondos de la colección Mapfre que adquirió a un anticuario casi 500 dibujos originales, las viñetas que Bagaría publicó diariamente en El Sol a lo largo de un decenio. Constituyen una crónica gráfica que se pueden contrastar con fotografías, revistas y documentos de la época que también incluye la exposición. Un doble viaje gráfico que permite conocer la realidad de un tiempo de convulsión política y disfrutar de la interpretación gráfica del dibujante entre 1917 y 1926, año en que la presión de la dictadura de Primo de Rivera obligaba a abandonar España a este talentoso creador, un dotado espíritu crítico que no dejó de incomodar al régimen dictatorial con unas aceradas viñetas que los lectores buscaban con avidez en la portada de El Sol. Bagaría creó un estilo propio que renovó lo que se conocería luego como humor gráfico, hasta ser reconocido como un maestro que ha dejado su impronta en los mejores caricaturistas y humoristas gráficos españoles de la segunda mitad del siglo XX. Su trabajo resulta así fundamental para comprender la importancia y el alcance de la ilustración gráfica durante este período. Sin formación artística Luis Bagaría destacó ya como dibujante en su Barcelona natal a finales del siglo XIX, en el ambiente que rechazaba los valores de la Restauración. En la Ciudad Condal Nonell y Rusiñol le permitieron conocer lo que se hacía en el caricaturismo en Europa, en especial la revista alemana Simplicissimus.