«El Follonero» explicó el secreto de su éxito: «Dar siempre, al menos, un 10% de originalidad»
Jordi Évole: «Vivimos en el límite entre el humor y la demanda»
El popular guionista y presentador cerró ayer un curso sobre el humor que quiere tener más ediciones
Jordi Évole, más conocido como El Follonero , guionista y subdirector del programa Buenafuente y responsable de los espacios Salvados por ... clausuró ayer en el Musac en curso de verano Humor, la asignatura pendiente con una divertida y muy ilustrativa ponencia sobre su rompedora manera de concebir el humor en televisión. Con un comienzo surrealista (dos personas del público subieron a la mesa con él y después de un «minuto de gloria» las hizo bajar; y al catedrático y coordinador del curso Francisco Flecha le espetó: «Usted es el conserje, ¿no?»), Évole inició su ponencia, siempre apoyado por fragmentos audiovisuales de su Salvados por... y de otros programas. Nacido en el seno de una familia muy vinculada al periodismo y la cultura (y bastante religiosa, recordó), Jordi Évole explicó que su plan inicial era convertirse en periodista serio («quería ser como Iñaki Gabilondo», dijo) pero que después de su paso por el programa Carrusel Catalunya su mito del periodismo se vino abajo. «Era lo más antiinformativo del mundo, cubría un partido de fútbol regional y cuando metían gol tenía que ir a cantarlo, por teléfono, a un bar que estaba a medio kilómetro. Cuando volvía, a lo mejor iban ya 4-1». «El humor es como el sexo, es mejor practicarlo que hablar de él», dijo antes de iniciar su intervención sobre un concepto que él llamó «el humor de riesgo». Un humor de riesgo que tiene diferentes versiones y que sobre todo se pone en práctica en Salvados por... -adelantó que en octubre el programa vuelve con contenidos más abiertos, no formatos temáticos-, del que puso varios ejemplos. En síntesis, el meollo de estos espacios es que «vamos a sitios sin saber si nuestras gracias van a hacer gracia», expresó, mostrando las secuencias de Salvados por la campaña en las que acudía a un mitin del PP con un micrófono de la Ser y a otro del PSOE con uno de la Cope; así como aquellos minutos en los que consiguieron «colar» a un cubano detrás tanto de Zapatero como de Rajoy en sendos mítines, o cuando consiguieron que Benedicto XVI aceptara la guitarra de Rodolfo Chikilicuatre. «Vivimos al límite entre el humor y la demanda judicial», comentó. Y es que introducir a gente de la calle, como el citado cubano, introduce «frescura» en el programa, te «acerca» más al espectador. Frescura y originalidad son los ingredientes básicos en todas sus producciones: «Al menos, un 10% de originalidad». Y sobre todo entrar en ámbitos apenas rozados por el humor, como la Iglesia o el deporte. «Los políticos están muy acostumbrados a la sátira, a la crítica, adoptan ya una pose con nosotros», reflexionó. Por otro lado, con el boom actual de Internet, los móviles, etc., «la opulencia en los programas echa para atrás. El humor con pocos medios, similar al que cada uno pueda hacer en su casa, cada vez funciona mejor». Hacer «partícipe» al espectador de «tus propias emociones» es otro de los muchos consejos que ofreció Jordi Évole, quien lamentó que en nuestros días «lo políticamente correcto lo invade todo». Y que conste que, en un saludo para TVCyL, dijo: «A ver si en un futuro esta televisión se puede llamar de León y Castilla». «Hoy, poca gente arriesga. La corrección política lo está invadiendo todo» JORDI ÉVOLE Guionista y presentador