Diario de León
Publicado por
JOSÉ LUIS CARRETERO LÓPEZ-TELLO
León

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DE CASUALIDAD. Hace 25 años, en Septiembre, estaba en León de vacaciones y me cuentan que Samuel Rubio iba a iniciar una especie de cruzada para conseguir un órgano para la Catedral, digno de la Pulchra. Y encima se proponía, para crear ambiente, programar una serie de conciertos que llamaran la atención y despertaran voluntades para semejante propósito; vamos, a la japonesa. Naturalmente, asistí a los que pude. Quedé -quedamos- fascinados. Pero cuando me enteré de que la cosa iba a más, que el propósito del osado Samuel era no dejar aquello en un arrebato musical, sino que pretendía convertirlo en un Festival estable hasta que la muerte, digo, el Órgano, nos separe, supe que las vacaciones a partir de entonces iban a tener escala otoñal en León. Y así fue. Hasta el año 1992. A partir de entonces ya no hizo falta venir a León. Vivía en León. Y nuestras vacaciones pasaron a cualquier mes, menos septiembre y octubre. Vivir en León y poder asistir todos los años a un maratón de conciertos programados con inteligencia y sobriedad en la Catedral, es un privilegio, es el arte total que Wagner andaba buscando cerca de la puerta de Tannhäuser. El imbatible entusiasmo de Samuel y la inusual madurez de los entonces jovencísimos Marta y Fernando lograron, desde el principio, sortear todos los obstáculos que les fueron poniendo, desde dentro y desde fuera, hasta situar el Festival en el circuito internacional. Ahora hay quien daría un brazo por participar en él. Han logrado traer ¡a León! gente como I Musici, The King's Consort, Penderecki, Pierre Hantaï, Hesperión XXI, yo qué sé¿ a Gustav Leonhardt. Gustav Leonhardt. Todavía recuerdo cuando, meses antes de su primera actuación, Samuel me soplaba al oído, con cara de pillín, por supuesto todo confidencial: «Vamos a traer, bueno, todavía no es seguro, pero casi, ¡a Leonhardt!». Para un aficionado de provincias oír ese nombre es como si a un hincha leonés le dicen que la Cultural va a fichar a Messi. Y vaya que si vino. Y qué concierto nos regaló¿ y nunca mejor dicho, porque a todo esto, los conciertos del Festival, en la Catedral y en otros recintos, salvo los del Auditorio son, como saben, gratis total. Y este año del 25 aniversario prometen tirar la casa por la ventana. Cuando estas líneas se publiquen ya no será una primicia, pero por carnaval coincidí con Marta comprando las mejores orejas de León y claro, le pregunté cómo iba la cosa este año y que para un acontecimiento así habría que traer a alguien como Herreweghe, para no quedarnos cortos. Ella me miró, y yo leí en su mirada: «A éste se le ha ido la olla», pero no, la lectura correcta era: «Y éste, ¿cómo se ha enterado?». Pues sí, este año viene Philippe Herreweghe con su Collegium Vocale Ghent. Samuel, Marta y Fernando pueden con todo. Ellos son las claves del Festival. «Para un aficionado de provincias, que trajeran a Gustav Leonhardt es como si a un hincha leonés le dicen que la Cultural va a fichar a Messi»

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