EL INVENTO DEL MALIGNO
Secuestro
SECUESTRAR la realidad es una tentación continua en la mente de los dictadores y una situación de hecho en los estados totalitarios. Cuando el secuestro de la realidad se produce en una sociedad democrática, con los poderes públicos intentando sustraer a los ciudadanos informaciones que les ayuden a formar su juicio, es tiempo de que suenen todas las alarmas. La tensión totalitaria está al acecho. El intento de que las imágenes del luctuoso accidente de Barajas no se vean es del todo inaceptable desde el punto de vista periodístico, que no es otro que el de disponer de todos los datos posibles para conocer la verdad. En una democracia, la información es lo primero. Pero la información sobre el desgraciado accidente falló desde el principio. Las autoridades no contaron prácticamente nada sustancial en los primeros momentos. El Gobierno conoció los datos, cintas incluidas, y no los trasladó a los ciudadanos. Y cuando los informadores consiguieron esos datos en formas de cintas de audio y de vídeo, un juez los quiere sustraer a la opinión pública. Internet se ha convertido en su némesis. Para los que hemos vivido bajo una dictadura y sabemos que el afán por esconder verdades y manipular hechos constituía el sostén de su poder, no podemos sino denunciar alto y claro que algo no va bien. Información libre No hay ciudadanos libres, ni países libres sin una información libre. En este caso, la información disponible y comunicada por los medios no afecta en modo alguno a la supuesta intimidad de las víctimas. Y aun en ese supuesto, resultaría difícil poner barreras a la difusión de un hecho acaecido en un lugar público y con consecuencias para toda la comunidad. Me rebozo de perplejidad y me pregunto si este juez tan celoso nos secuestraría la cinta del asesinato de Kennedy o el vídeo de la estación de Atocha. En ambos casos había graves responsabilidades que dilucidar. Para ejecutar la justicia sobre éstos o cualesquiera sean los hechos, lo importante es saber toda la verdad, disponer de toda la información. Pero no sólo para el juez. El ciudadano debe tener acceso a todos los datos posibles. Por eso existen los medios de comunicación. ¿Cuarto poder? Ante la duda en la escala de capacidades, dejémoslo en primer derecho. Que no nos armen la realidad, que nos dejen verla y ya juzgaremos.