Una profunda limpieza y el arreglo de piezas de arte, aún pendiente
A distancia mínima -un kilómetro- se halla el paso del famoso puerto que une León con Asturias, a 1.378 metros de altura. La soledad también anida en torno a él y en el viejo Parador de Turismo, ahora cerrado. Un sinsentido de los tiempos, porque arte, historia y paisaje son suficientes atractivos como para hacer de este lugar un territorio con vida económica. De momento, la vida de la basílica de Nuestra Señora de Arbas se alargará. La empresa Decolesa está haciendo unas intervenciones de emergencia; la primera, la revisión de la cubierta, que estaba en una situación absolutamente penosa. Seguidamente se harán diversas reparaciones de urgencia en la fachada: algunos arreglos de desperfectos, reposición de piedras que se han soltado, etc. Se trata de una reparación estructural, que no incluye elementos artísticos. Las inversiones son de 217.000 euros y corren a cargo de la Junta de Castilla y León. Para dar vida a este espléndido legado, queda pendiente una labor de limpieza interior y exterior, y un mínimo mantenimiento de sus elementos artísticos. La basílica, de tamaño pequeño, es una joya grande, tanto por su historia como por su testimonio artístico, como reconoce, entre otros, el propio abad de la Real Colegiata de San Isidoro, Francisco Rodríguez Llamazares, quien estuvo, durante un tiempo, desempeñando labores pastorales en este hermoso y durante mucho tiempo olvidado rincón montañés.