«No somos jinetes, somos centauros»
Reflexionaba ayer José Luis Sampedro sobre las diferentes concepciones que de sí mismos han venido teniendo los seres humanos a lo largo de la historia y concluía que el gran desafío que a su juicio tiene el ser humano es «hacerse a sí mismo». Es decir, no dejar que le impongan «verdades» que llegan desde un solo lado. Un hacerse a sí mismo, un saber quiénes somos «que no es nada fácil», advertía. La libertad para hacerlo es pues, en este caso, imprescindible: «Tenemos el derecho y el deber de vivir libres», concretó. «Este soy yo -comentaba Sampedro-, quizá no sea gran cosa, pero soy yo». Algo que le llevó a detenerse en las tan diferentes concepciones del ser humano ofrecidas a lo largo del tiempo: «Se ha dicho que el hombre es un caballero subido en su montura: el alma es el jinete y el cuerpo es el caballo, dirigido por aquél». A esta idea durante tanto tiempo mantenida contrapuso la del centauro: «Uno es único, no doble; es cuerpo regido por la inteligencia, esa avanzadilla de la evolución», constató. «A mí no me interesa para nada la inmortalidad», avisó, y dijo que el hombre, la sociedad, la cultura... todo cambia: «El hombre de hoy no es el hombre de ayer».