| Crónica | El vidrio mojado del recuerdo |
La verbena de Los Secretos Cultura falla hoy el premio Nacional de Narrativa
Los autores de «Déjame» abarrotaron Las Ventas en un concierto único en el que Madrid se volcó con ellos
Entre Javier Rioyo y Rafi Camino, Juan de Dios y Xoel López, Juan Ramón Lucas y el guitarra de Los Elegantes, y así, se escribió la verbena de Los Secretos. La gran noche de los Urquijo. Sí, en plural, porque aunque sólo un Urquijo, Álvaro, pisó el escenario, lo que se vivió el viernes en Madrid, en el coso y graderío de Las Ventas, fue el momento más histórico (después de treinta años, nada menos) de una banda de hermanos, Los Urquijo Brothers, que diría Miguel Ríos, que en los años 80 irrumpieron en el efervescente panorama musical español cantando aquello de Déjame, no juegues más conmigo¿ Y en la deprimida España de hoy, veinte mil almas cantaron las canciones de Los Secretos. En un concierto, marca de la casa, es decir, tranquilo, sólo alterado con la espectacular colaboración de Fito Cabrales o la siempre carismática presencia de Joaquín Sabina. También pasaron por el escenario Amaral, David Summers, Conchita o Manolo García. Pero veinte mil gargantas corearon las letras de este grupo acostumbrado a su amiga mala suerte, que ha visto desaparecer a tres de sus miembros históricos: Canito, Pedro Díaz y Enrique Urquijo. «No se le puede ver ni se le puede tocar, pero está", respondió Álvaro Úrquijo al público en un momento del concierto. Y Los Secretos así iban disfrutando de uno de los escasos instantes en los que la afición dedica minutos, en este caso horas, al homenaje de sus artistas. Recordando a Enrique Con Te he echado de menos , canción de Álvaro dedicada a Enrique Urquijo, comenzó esta historia en directo en la que el público abrumó de cariño a la banda, que se mostraba en escena emocionada y con continuas palabras de agradecimiento. Ramón Arroyo, guitarrista ya por derecho miembro de Los Secretos, seguro que vivió momentos íntimos de recuerdos y seguro que sintió un escalofrío cuando llevó el peso de un grupo más guitarrero que ñoño, más de testimonio de una época que superficial y, ante todo, bendita paradoja, poseedores de un directo potente y con personalidad. Luego siguieron, como si de un jugoso racimo de música popular se tratara, regalando uvas doradas de la transición, también musical, que en aquellos maravillosos años formaban parte de la banda sonora de los que entonces tuvieron la suerte de ser jóvenes. Porque, este viernes, en Las Ventas, los jóvenes no eran los que llevaban las voz cantante. Cuarentones y próximos se desgañitaron para arropar a quienes les explicaron sus historias comunes, de amor y desamor, de calle y de inicio, de sentimientos y pasión. Álvaro Urquijo ha crecido, por fin, sobre las tablas y ya se puede decir que es un grande. Cualquiera podría opinar que ya era hora, pero este tipo de cuarenta y tantos ha sobrevivido y tirado del carro de un grupo que nada más comenzar vivió la muerte de su amigo batería Canito, después de Pedro, el otro batería, y ya después de muchos años y buenas canciones y turbulencias constantes, el fallecimiento de su hermano, un genio llamado Enrique Urquijo. Después de treinta años, Jesús Redondo, Ramón Arroyo, Juanjo Ramos y Álvaro Urquijo, Los Secretos, vieron como, por una vez, la suerte estaba de su parte. El premio Nacional de Narrativa 2007 que concede el Ministerio de Cultura, y que está dotado con 20.000 euros se falla hoy. Este importante galardón anual tiene como finalidad distinguir la mejor novela publicada, en este caso en 2007, tanto en castellano como en cualquiera de las otras lenguas cooficiales del Estado. El jurado que selecciona la obra ganadora está presidido por el director general del Libro, Archivos y Bibliotecas, Rogelio Blanco, y forman parte de él, entre otros, José Antonio Pascual, Euloxio Rodríguez, Arantza Urretabizkaia, Antonio Gómez Rufo, José María Pozuelo Yvancos, y Vicente Molina Foix y Ramiro Pinilla, que son los dos últimos autores galardonados. El pasado año fue el escritor alicantino Vicente Molina Foix, quien obtuvo el prestigioso galardón por su novela El abrecartas.